Vilarbacú, un valioso recurso potencial para el geoparque

Francisco Albo
francisco albo QUIROGA / LA VOZ

QUIROGA

Ruinas de construcciones que formaban parte de la antigua explotación minera
Ruinas de construcciones que formaban parte de la antigua explotación minera CARLOS RUEDA

Expertos en el legado geominero aconsejan recuperar para las visitas turísticas la antigua mina de antimonio de Quiroga

15 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La antigua mina de antimonio de Vilarbacú -en el municipio de Quiroga- quedó abandonada en 1958 y en la actualidad es difícilmente accesible. Sin embargo, constituye un valioso recurso potencial para el geoparque Montañas do Courel. Así lo consideran los geólogos Susana Timón Sánchez y Roberto Martínez Orío, que dedicaron a esta antigua explotación un trabajo publicado en la revista De Re Metallica, editada por la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero. Según estos expertos, la mina supone «un importante enclave en el patrimonio de la sierra de O Courel y merece una especial atención en base a sus valores geomineros, patrimoniales, turísticos y didácticos».

Timón y Martínez señalan que las construcciones que formaron parte de la explotación están hoy en un estado ruinoso y en riesgo de desaparición, mientras que las huellas de las labores extractivas están ocultas en gran parte por la vegetación. El acceso a estos lugares -apuntan por otro lado- «es prácticamente imposible por la inexistencia de senderos y la invasión de maleza». A su juicio, sería conveniente desbrozar la vegetación que impide el reconocimiento de las antiguas labores mineras y tomar diversas medidas para garantizar la seguridad de los posibles visitantes. Para localizar mejor y para gestionar estos vestigios históricos -sugieren- se podría obtener documentación en los archivos del Servicio de Minas y en el archivo histórico provincial.

Una recuperación difícil

El gobierno local de Quiroga, según indica el alcalde Julio Álvarez, reconoce el singular valor histórico de la antigua mina, pero considera que a corto plazo será difícil recuperar esta explotación para integrarla en el geoparque. «El principal problema es que la mina es una propiedad privada y sus dueños son unas personas que no viven en el municipio desde hace mucho tiempo», dice el regidor. «Ahora mismo no sabemos ni siquiera cómo contactar con ellos y desconocemos si estarían dispuestos a permitir que el lugar se acondicione para recibir visitas», agrega.

El alcalde apunta asimismo que el geoparque cuenta con otros recursos potenciales que también están sin aprovechar y cuya recuperación resultará más sencilla. «Tomamos nota de la importancia de Vilarbacú, pero por ahora hay otras iniciativas pendientes que será más fácil llevar a cabo y que por lo tanto tienen prioridad», comenta.

La mina de Vilarbacú, según el estudio publicado por Susana Timón y Roberto Martínez, comenzó a ser explotada en 1896 por una sociedad que tenía su sede en Bilbao con el fin de abastecer la industria metalúrgica. La explotación conoció una primera época de esplendor durante la Primera Guerra Mundial gracias a la elevada demanda que tuvo entonces el antimonio para la fabricación de armamento. La actividad decayó notablemente tras el conflicto, hasta el punto de que las labores de extracción se detuvieron en 1922. En 1938 la explotación se abrió de nuevo y se mantuvo especialmente activa durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. En la posguerra la mina mantuvo una pequeña producción hasta que llegó su cierre definitivo.

El yacimiento más importante de España en su época

El trabajo publicado por Timón y Martínez señala que la mina de Vilarbacú fue en su momento «el yacimiento de antimonio más importante de España». Según los datos recogidos por los investigadores, la estadística minera de 1908 indica que en esa época la explotación contaba con 86 trabajadores y producía 260 toneladas de mineral, que se vendía a un precio medio de mil pesetas por tonelada.

Durante la Primera Guerra Mundial, entre 1915 y 1918, se extrajeron de la mina cuatrocientas toneladas anuales. En su segunda gran época de actividad -según los datos de 1943-, la explotación producía 269 toneladas que se vendían a 1.500 pesetas por tonelada. Por entonces la mina contaba con 148 obreros, entre los que había dieciséis mujeres que participaban en las labores de lavado del mineral tras su extracción.

 

Un campo de trabajos forzados

En su última etapa de actividad, durante la dictadura franquista, la mina de antimonio de Vilarbacú sirvió como campo de trabajos forzados y fue explotada con la ayuda de numerosos presos destinados a este lugar para redimir sus penas. Aunque en su mayoría eran delincuentes comunes, entre ellos también hubo algunos presos políticos. A la derecha, ruinas de una de las construcciones que formaron parte de la desaparecida explotación minera