Nadie había visto claramente el atropello, pero sí hubo algunos que dijeron haber visto un coche oscuro doblar la esquina hacia una calle lateral pocos metros después del paso de peatones en el que la víctima había quedado tendida en el suelo. Alguno de esos testigos apuntó que era un Renault 19, así que los policías hablaron con los 170 vecinos de Chantada que en aquel momento tenían ese modelo de coche. Ninguno presentaba en su carrocería rastros de un atropello. También visitaron los talleres mecánicos de toda la comarca, por si el conductor lo había llevado para que le reparasen el golpe. Tampoco eso dio resultado. O el fugado recurrió a un taller de fuera o simplemente evitó arreglarlo.
Cuando llegaron los resultados del análisis de laboratorio del trozo de faro resultó que no era de un Renault-19. Y además era demasiado pequeño para identificar a qué modelo pertenecía. Por unos milímetros le faltaba el número de serie que hubiera permitido identificar el coche.