A Pobra do Brollón le da a su biblioteca el nombre del alcalde fusilado por Franco

Carlos Cortés
Carlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

A POBRA DO BROLLÓN

En un acto en el que participaron los familiares de Antonio Reboiro

15 oct 2023 . Actualizado a las 12:43 h.

Rosa Luz Reboiro Veiga tenía cinco años cuando su padre fue fusilado y después enterrado en una fosa común. Era Antonio Reboiro Rodríguez, alcalde de A Pobra do Brollón cuando los militares liderados por Franco provocaron una guerra civil para derrocar el Gobierno de la Segunda República y levantar una dictadura que duraría 40 años. Ayer asistió emocionada al acto con el que el Ayuntamiento de A Pobra do Brollón rindió homenaje a su padre poniéndole su nombre a la biblioteca pública municipal.

El homenaje empezó a las once y media de la mañana en el salón de actos de la casa consistorial. No estuvo el alcalde, José Luis Maceda, porque unas horas antes había muerto su madre, solo unas semanas después de que falleciese también su padre. Rafael Castillo Reboiro, actual secretario municipal de A Pobra do Brollón y nieto del homenajeado, tuvo palabras de recuerdo para él, «que ten dito que o acto máis emotivo que presidiu como alcalde foi a homenaxe que o ano 2011 tributou este Concello ás 61 vítimas locais do franquismo».

Aquel homenaje de hace 12 años fue el primero de varios pasos que el Ayuntamiento de A Pobra ha ido dando para reivindicar la memoria de los perseguidos durante la Guerra Civil y el franquismo. Otro de aquellos pasos fue la anulación en noviembre del 2022 del nombramiento de Franco en 1967 como alcalde perpetuo. Y ahora llega la decisión de darle a la biblioteca pública el nombre de Antonio Reboiro Rodríguez.

El acto que se celebró en la casa consistorial sirvió para colocar en un lugar destacado del salón de plenos la declaración de reparación y reconocimiento personal que le envió a la familia de Antonio Reboiro el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños.

Una multa de 500 pesetas

Antes de que Rafael Castillo la colgase enmarcada, la declaración fue leída en voz alta por Estela Rodas. Nacida en Paraguay, se mostraba contenta de poder participar aquí en un acto de reparación simbólico que en su país no es posible. «Allí no hay homenajes oficiales a los represaliados en la dictadura que sufrimos entre 1954 y 1989 —explicaba—, así que esto me sirve de aprendizaje personal para saber hasta dónde podemos llegar allí también».

Con la declaración ya en su sitio, tomó la palabra Rafael Castillo, que después de insistir en que «sen memoria non hai democracia», recordó que su abuela y sus cuatro hijos sufrieron las consecuencias de la represión de la dictadura incluso después del fusilamiento de Antonio Reboiro.

La más visible de esas consecuencias fue la multa de 500 pesetas que les impusieron las autoridades franquistas tras el fusilamiento. Rafael Castillo anunció que va a recurrir de nuevo a la Ley de Memoria Democrática para que les devuelvan aquel dinero. «En diñeiro actual, 500 pesetas sería unha cantidade moi grande —explicó—, pero os contribuíntes de hoxe non teñen a culpa daquilo, así que o que imos reclamar é que nos devolvan exactamente as 500 pesetas daquela multa inxusta, a poder ser en billetes da época».

En nombre del Ayuntamiento, intervino el teniente de alcalde, Ricardo Rodicio, para explicar que actos como este son «un exercicio obrigatorio de saúde democrática» y resultan especialmente necesarios «no momento actual de auxe da extrema dereita e como instrumento para que todo aquilo non se volva repetir». La creación de una biblioteca pública, añadió Rodicio, era uno de los proyectos que tenía Antonio Reboiro como alcalde y que no pudo llevar a cabo.

Isabel Rodríguez, la subdelegada del Gobierno, se desplazó ayer hasta A Pobra do Brollón para participar en este acto, e intervino para elogiar la decisión de A Pobra do Brollón de «dar un paso como o de hoxe na reparación da memoria dunha persoa que foi condenada a morte por defender as súas ideas». El Gobierno central al que ella representa, apuntó además, «aposta sen dúbidas pola xustiza e a reparación, porque non hai democracia sen memoria».

A continuación, el público que llenaba el salón de plenos, los familiares de Antonio Reboiro, los representantes del Ayuntamiento, la subdelegada del Gobierno y el responsable de promoción Económica e Social de la Diputación, Pablo Rivera, que acudió como representante del organismo provincial, salieron del Ayuntamiento y caminaron hasta la Casa da Cultura Olga Novo, donde se celebró la segunda parte del homenaje.

En la Casa da Cultura, el arqueólogo Xurxo Ayán y la poeta Olga Novo evocaron, cada uno desde su campo, la memoria de las víctimas de la dictadura. Pero antes de que empezase el acto, Rosa Luz Reboiro descubrió en la entrada de la Casa da Cultura la placa con el nuevo nombre de la biblioteca. Con un broche de una foto de su padre en la solapa, ese fue el único momento en que se permitió darle la espalda a la gente para tocar la placa y acercar por unos segundos su cara al nombre de su padre.