El 3% de los pacientes que toman Sintrom se controlan ellos mismos

Carlos Cortés
Carlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

Las doctoras Hermitas García e Inés Navarro, en sus puestos del servicio de Hematología de Monforte
Las doctoras Hermitas García e Inés Navarro, en sus puestos del servicio de Hematología de Monforte CEDIDA

Unos 1.200 residentes en el distrito sanitario de Monforte toman anticoagulantes

11 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Algo más de 1.200 personas toman medicamentos anticoagulantes en el distrito sanitario de Monforte, un tratamiento que obliga a hacerse frecuentes análisis de sangre para que la dosis sea siempre la apropiada para evitar que se formen coágulos capaces de obstruir vasos sanguíneos. Lo normal es que los pacientes tengan que pasar por un centro médico para hacerse esas pruebas, pero en el área de influencia del Hospital Público de Monforte no todos lo hacen. El servicio de Hematología de este centro sanitario tienen en marcha desde hace años un programa piloto que permite a algunos pacientes hacerse seguimiento ellos mismos sin necesidad de salir de casa. El hospital de Monforte fue pionero en la introducción de este método en Galicia.

En estos momentos, los pacientes tratados con anticoagulantes del tipo del Sintrom que no necesitan acudir regularmente a un centro sanitario son 40, lo que representa un 3% del total de quienes en esta zona utilizan medicamentos que hacen su sangre fluya mejor y no forme coágulos. La entrada en este programa no la deciden los beneficiarios, sino los especialistas que los atienden.

Inés Navarro Menéndez y Hermitas García Quiroga, especialistas en Hematología y Hemoterapia en el hospital monfortino explican que todos tienen menos de 60 años. Si pusieron esa barrera es porque el tipo de patología mayoritaria en los pacientes más jóvenes implica mayor riesgo de trombosis. Pero con tener menos de 60 años no basta. También es preciso que sean capaces de pasar por un proceso de aprendizaje que les proporciona los conocimientos mínimos necesarios para que se puedan hacer los controles ellos mismos con garantías.

Este programa piloto lleva en marcha en Monforte desde el 2006, cuando arrancó con solo 10 pacientes. Ningún otro hospital gallego disponía de un sistema así en aquel momento. Los buenos resultados de aquellos 10 primeros permitieron ampliar la lista un año después y en el 2007 ya pasaron a ser 50. En los 17 años que lleva en funcionamiento este sistema, ha habido algunas bajas (unas pocas voluntarias y las demás por fallecimiento) y también altas nuevas.

Y no es que no haya más es porque los demás no dan el perfil, sino por las limitaciones que impone el volumen de personal del servicio de Hematología no lo permite. «Si solo el 3% de los pacientes que necesitan Sintrom o cualquier otro coagulante se controlan ellos mismos en sus casas —explica Hermitas García Quiroga— es porque el personal que tenemos no da para más». Cada nuevo paciente en el sistema de autocontrol requiere de varios días de formación que involucran tanto a los médicos especialistas como al personal de enfermería.

En el servicio de Hematología del hospital están satisfechos con el resultado de estos controles domiciliarios. A los pacientes, explican las médicas que lo atienden, les evita interrumpir su actividad laboral para ir a hacerse los análisis, ganan en autonomía y les genera seguridad. Pero el sistema también gana, porque por mucho que estos pacientes siguen necesitando pasar por su médico de cabecera de vez en cuanto para que les haga supervisión y les resuelva dudas, lo cierto es que los controles domésticos reducen carga asistencial en el hospital y en los centros de salud. Y es una carga considerable, porque cada paciente tiene que pasar por consulta una vez cada tres o cuatro semanas. Los del programa piloto se hacen ellos mismos un control por semana y no tienen que ir al médico más que dos o tres veces al año.

Hermitas García, hematóloga:  «Los que hay registrados son pocos, probablemente hay más»

Desde su puesto en el servicio de Hematología de Monforte, Hermitas García es una de las responsables del sistema de autocontrol de pacientes tratados con coagulantes

—Casi el 3% de la población del distrito sanitario de Monforte precisa tratamiento con anticoagulantes. ¿No es un porcentaje muy alto?

—En realidad, ese 3% es poco, bastante poco. Los que necesitan anticoagulantes son muy probablemente más de 1.200, lo que pasa es que todavía no están diagnosticados. Pero ese no es un problema solo de aquí, es lo habitual.

—¿Porque es algo que no se detecta hasta que hay un ataque?

—A veces sí hay síntomas previos, porque muchas veces estos problemas lo provocan fibrilaciones auriculares que suelen provocar taquicardias. Otra cosa son las trombosis venosas, que solo se ven después del ictus.

—¿Cuáles son las causas?

—Se trata de problemas cardíacos relacionados frecuentemente con la edad y con todos los factores de riesgo cardiovascular ya conocidos, como el sedentarismo, por ejemplo.

—¿Hay nuevos fármacos que no requieran controles continuados?

—Sí, pero su uso está restringido. Están indicados para quienes no logran un buen control con los anticoagulantes clásicos, como el Sintrom, y solo en casos de fibrilación auricular, porque en pacientes con prótesis cardíacas mecánicas son menos eficaces. Y es preciso que haya una buena función renal. Por último, hay que tener en cuenta que hasta hace poco no había antídotos contra posibles hemorragias provocadas por el uso de estos nuevos anticoagulantes.

Los medicamentos anticoagulantes

Evitan infartos y embolias. 

Los anticoagulante son medicamentos que hacen que la sangre fluya mejor. Su objetivo es evitar que se produzcan coágulos capaces de obstruir vasos sanguíneos y provocar ictus, infartos o embolias pulmonares.

 Los más usados. Los anticoagulantes más utilizados son el Sintrom y el Aldocumar.