Las nutrias de Monforte pasan de los vertidos

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

Es fácil verlas en el tramo urbano del Cabe, donde el vedado de pesca compensa la menor pureza del agua

28 mar 2022 . Actualizado a las 12:53 h.

No se le puede negar a los actuales responsables municipales el interés por liberar el Cabe de vertidos. Pero el problema de la contaminación viene de lejos y no es fácil resolverlo de la noche a la mañana. Hay todavía algunos colectores que vierten aguas sucias de forma directa al río en su tramo urbano, donde la inversión en los paseos fluviales primó la estética en detrimento de la cuestión ambiental. Pero la pureza de las aguas no parece quitarle el sueño a las nutrias, que de un tiempo a esta parte se dejan ver con frecuencia en pleno centro de Monforte. El vedado de pesca les garantiza comida abundante, que no es mala contrapartida para un cauce no siempre cristalino.

El mito de la nutria como indicador de la pureza del agua se ha convertido en un tópico alejado de la realidad. «Si fuera así, solo sobrevivirían en los tramos altos de unos pocos ríos. El mismo caso de Monforte se está dando en otras localidades de Galicia», apunta Rafael Romero, doctor en Biología y autor de un estudio sobre la presencia de este mamífero en Galicia. Si las nutrias han elegido el tramo urbano del Cabe para instalarse, señala este investigador, «es porque allí tienen comida abundante; peces, ranas, algún crustáceo...».

La acumulación de curiosos en las márgenes del río delata para los que no están sobre avisto la presencia de la nutria en el tramo urbano del Cabe. Más bien de las nutrias, porque parece ser que al menos hay una pareja. Los expertos indican que pueden alejarse hasta quinientos metros de su madriguera para cazar, pero en este caso su radio de acción parece situarse entre el puente viejo y la presa del Parque dos Condes. Un tramo de río vedado a los pescadores donde al menos peces no le faltan a esta especie en claro proceso de expansión.

Los vecinos tienen ocasión de disfrutar de sus evoluciones sobre el agua con bastante frecuencia entre los puentes. Muchas veces asoman con un pez de buen tamaño en la boca antes de volverse a sumergir en el río. Incluso hay quien apunta, justificada o injustificadamente, que su despensa es bastante más amplia. «Había uns ovos dun niño xunto á ponte nova e en canto apareceu a lontra voaron», comenta un paseante.

Mejor que el cormorán

Los pescadores también saben de su presencia, aunque parecen tenerle mayor inquina a los cormoranes, especie menos habitual por estos pagos. «Nunca vin tantos como este ano. En todo o inverno fanlle un dano enorme ao río», se queja Roberto Martínez, presidente de la sociedad de pesca Val de Lemos. «Cada vez hay menos truchas y abundan más los enemigos naturales del pescador», comenta con resignación Manuel Rodríguez Meira, su homólogo del otro colectivo de pescadores de Monforte.

Para expertos como Rafael Romero, la expansión de la nutria se debe a la prohibición explícita de su caza que entró en vigor en la década de los setenta del pasado siglo. Galicia puede considerarse actualmente una de las principales reservas europeas de esta especie. El incremento de la población motiva que su presencia no se limite a determinadas zonas de refugio, sino que se extienda incluso a los tramos urbanos de los ríos.

En Monforte, las nutrias se zambullen entre las edificaciones próximas al Cabe indiferentes a la mirada de los curiosos. «Es asombroso que en un entorno urbano y tan poco cuidado haya tanta vida», deja caer el naturalista Fernando de la Peña.

Un ejemplar que pudo ser víctima de una campaña de desratización

La querencia de la nutria al tramo urbano del Cabe parece venir de lejos, aunque su presencia no siempre fue tan notoria como ahora. En diciembre de 1994 apareció un ejemplar muerto en el Parque dos Condes. El colectivo ecologista Xevale presentó entonces una demanda contra el Ayuntamiento ante los servicios de Medio Ambiente. Los conservacionistas pensaban que la nutria había fallecido al ingerir uno de los cebos de las campañas de desratización, que entonces se esparcían por la ribera del río.

La comisión provincial de Medio Ambiente tramitó en un primer momento la denuncia, que fue archivada con posterioridad por «falta de pruebas concluyentes». Los argumentos que esgrimían los biólogos de este servicio de la Xunta no dejan de sorprender. Aseguraban que los análisis pertinentes indicaban que la nutria había muerto por causa de un veneno «similar» el que se empleaba en los cebos de la desratización. Pero no podían demostrar «a ciencia cierta» que era exactamente el mismo,