Fredi Torres: «Ribeira Sacra debe dar el salto del vino de sed a los vinos de identidad»

LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNANDEZ

03 nov 2013 . Actualizado a las 16:08 h.

se dedicaba a pinchar discos en locales de moda de Lausana, a donde habían emigrado desde O Grove sus padres, hasta que probó una botella del Clos Mogador de René Barbier. A partir de ese momento, Fredi Torres decidió cambiar la discoteca por los viñedos. Afincado desde hace años como bodeguero en el Priorato, de donde procedía aquel vino que le animó a convertirse en enólogo, ahora prueba suerte en Ribeira Sacra. Su primera experiencia saldrá de la complicada cosecha del 2013. «Melancólica pero dinámica, como Almost blue de Chet Baker», dice Fredi, puesto a ponerle música de fondo a la vendimia.

-¿Hasta dónde se puede llegar en Ribeira Sacra?

-El potencial es enorme y no solo por el paisaje. Ver las viñas impresiona, pero esa imagen puede originar una visión reductora. Apenas se ha empezado a hacer vinos con carácter. Hay poca gente que conozca de verdad sus fincas.

-¿Falta personalidad?

-En Ribeira Sacra se pueden hacer cosas grandes. Solo hay que reducir la producción por planta y trabajar más el terreno. Pasar del vino de sed a los vinos de identidad.

-¿Monovarietales o mezclas?

-No tengo todavía todos los elementos para poder opinar, pero dudo mucho que la mencía al cien por cien dé más que vinos de sed. En determinados años, los elaboradores más sensibles pueden hacer grandes cosas con ella a partir de fincas muy concretas. Mi intuición es que, para ir más allá de los vinos refrescantes, hay que buscar en la viña un coupage [mezcla] de mencía con otras variedades como brancellao o merenzao.

-¿Se vislumbra en Ribeira Sacra otro Priorato?

-Más que un segundo Priorato, veo en Ribeira Sacra un ave fénix que tiene que morir para renacer. Aquí tienes todo el potencial necesario para hacer vinos con carácter. Lo que no puedes pretender es agradar a todos. Cuando pinchaba discos, sabía que algunos temas estaban diseñados para poner a bailar a todo el mundo de golpe. Siempre me pareció muy triste.