«La humanidad es una entelequia, a la Muralla debe protegerla Lugo»

Gadea G.Ubierna

LEMOS

El arqueólogo considera que hay mucho por hacer en el emblema lucense, para el que reclama más atención diaria al margen de celebraciones y más presupuesto

24 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El arqueólogo Enrique Alcorta pensaba pasar una semana en Lugo, pero ya lleva casi 24 años. Un tiempo que ha empleado en estudiar lo que esconde el subsuelo de la capital para mostrárselo a los lucenses en exposiciones como Arqueoloxía 1990-2005 , que se inauguró la semana pasada en el Museo Provincial, o difundiendo hallazgos como la red de recogida de aguas descubierta en la Muralla en 2008, en un cubo de la Porta Santiago.

-Algunos arqueólogos dudan de que la canalización descubierta fuera romana.

-Comentario: ¿Se pone en duda que las escaleras sean romanas? Yo soy muy socrático, y si se ponen en duda las canalizaciones, que están dentro de la estructura de las escaleras, tengo que poner en duda las escaleras. Lo siento, no tengo más.

-¿En qué otros cubos se cree que pueda haber otra canalización de este tipo?.

-En el cubo 29 (Porta de Santiago) tuvimos la suerte de que la conservación era muy alta. Lo que no podemos hacer es destruir el cubo para buscar algo que está más abajo. La Muralla la diseñó un arquitecto con criterios arquitectónicos en primer lugar y, en segundo lugar, con criterios defensivos. Hay un esquema base que se aplica o modifica según las circunstancias. ¿Dónde podemos encontrar más canalizaciones? No lo sabemos. En los cubos de la Porta Miñá encontramos cuerpos de guardia, pero no lo podemos extrapolar a todas las puertas porque en la siguiente, en la de Santiago, no existen.

-¿Qué otros cubos se van a restaurar próximamente?

-No lo sabemos. La arqueología es muy lenta. Llevamos diez años excavándola y ya conocemos muchísimo de ella. Igual grandes hallazgos no se van a producir, pero nos están dando una panorámica de la vida de los lucenses de hace 2.000 años impresionante: cómo vestían, comían, se adornaban... Esos pequeños detalles, para mí, son los más importantes.

-El hecho de descubrir elementos que desmontan teorías muy asentadas, ¿no desespera un poco?

-No, al contrario. Hace diez años teníamos un muro, que se suponía hecho de tierra, con paredes que la sostenían. Ahora tenemos una construcción compleja y que fue apreciada así cuando se declaró patrimonio mundial. ¿Por qué? La Unesco comparó la Muralla de Lugo con otras dos: Carcasona, más completa que la de Lugo pero alteradísima; y segundo, con la de Nimes, más imponente que la de Lugo, pero más incompleta y con menor grado de conservación. Esto es lo que hay que valorar y de lo que tenemos que estar orgullosos.

-Si ahora viniera alguien de la Unesco, ¿qué diferencias encontraría con respecto al año 2000?

-Hace diez años, la Muralla estaba llena de hierbas, se ha limpiado; estaba oscura, se ha iluminado... Pero hay que seguir trabajando y pongo un ejemplo malo: no se olviden de que después de comer hay que fregar, y hay que hacerlo todos los días. Me parece bien que se celebre el quinto, el sexto y el décimo aniversario, pero debe haber una labor diaria de mantenimiento: conservación, difusión, remodelación de entornos... La humanidad es una entelequia, quienes tienen que protegerla son los de Lugo y debe ser, lo primero, patrimonio de Lugo. También hay que ser constante en el presupuesto, y aquí pongo otro ejemplo doméstico: las casas funcionan con un sueldo mensual, pequeñas partidas periódicas.

-¿Cree que los lucenses valoran su patrimonio?

- Hay que animarlos a ello, aunque, en general, ahora empiezan a valorar lo que tienen porque empiezan a ver rentabilidad social y económica en torno al tema.

- Hace una semana que se inauguró la exposición «Arqueoloxía 1990-2005 «en el Museo Provincial. ¿Se queda con alguna pieza?

-Como arqueólogo, digo que ninguna porque todas me proporcionan un fragmento de información de una determinada actividad. Y vuelvo a mis ejemplos: dentro de trescientos años en un museo figurará un Nokia. ¿Es una pieza extraordinaria? Puede ser, pero para nosotros es un instrumento de comunicación importantísimo.

-¿Y cuál es el Nokia de esta exposición?

-Todas las piezas. El esqueleto nos informa de la edad, de las características físicas, enfermedades, patologías.... Las estelas nos informan de los tipos de arte, de los conocimientos que tenían, si había escuelas o no... La cerámica nos habla de la actividad diaria, las estelas funerarias, de las creencias, los ritos... No podemos separar una cosa de la otra.

-En el sentido arqueológico, ¿hay alguna etapa de la que se tengan menos datos o en la que haya un hueco?

-La exposición acaba en el 2005, que es cuando se comienza a trabajar en los grandes yacimientos paleolíticos: el de Valdavara, Vilaselán en Ribadeo y lo que se está haciendo en Monforte. Es bueno que salgamos de la capital, hay que coger el nivel provincial para saber como vive un grupo grande de gente, sin centrarnos en un determinado yacimiento de una época concreta. No es lo mismo la vida urbana que la rural, ni el urbanismo ni la forma de vida ni las creencias ni nada. Nunca lo ha sido. Esta ciudad se nutría de su entorno, y no solo en lo referente a la alimentación. Todo viene del campo, ¿qué relaciones había?