Mucho turismo, pero poco negocio

LEMOS

La disposición de los visitantes a pagar un plus para cuidar la Ribeira Sacra, avalada por una reciente encuesta, contrasta con el escaso gasto que constata algún estudio

22 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El 95% de los visitantes que recibe la Ribeira Sacra son españoles, y uno de cada dos procede de algún lugar de Galicia. En su inmensa mayoría tienen entre 18 y 49 años, acuden en busca de ocio y descanso, y se valen -en un 90% de los casos- de coche particular. El 40% llega a la Ribeira Sacra por vez primera, pero hay un 28% que ha repetido hasta en siete ocasiones. El porcentaje de pernoctaciones es del 74% y los que hacen cama en la zona prolongan su estancia una media de cuatro jornadas. Paseo, visitas culturales y degustaciones gastronómicas son sus principales actividades, pero el gasto medio, según algún estudio, es solo de 37,54 euros por jornada. ¿Cómo es posible?, se preguntarán. La respuesta es sencilla: un elevado número de turistas -el 82% en el caso de los más fieles- viene a ver a amigos o familiares.

Todos estos datos forman parte de un estudio de mercado del 2007 sobre la Ribeira Sacra como destino turístico, elaborado por profesores de la Facultad de Ciencias Empresariales y Turismo de la Universidad de Vigo, del que se hace eco el libro Valoración medioambiental y paisajística de los espacios rurales gallegos. Una perspectiva económica , que acaba de editar la Fundación Caixa Galicia. Las autoras, María L. Loureiro García y Melina Barrio Martínez, dedican uno de los capítulos a valorar las preferencias de los visitantes. Sobre la premisa de que la riqueza turística de la zona propicia un aprovechamiento turístico «de marcado carácter sostenible», han incluido en su trabajo una encuesta con la que se pretende «obtener información necesaria para la gestión de políticas que puedan fomentar la explotación de los ricos elementos paisajísticos de la zona».

El sondeo

La información para la encuesta que recoge el libro de la Fundación Caixa Galicia fue recopilada a comienzos del 2006 mediante entrevistas personales a visitantes de la Ribeira Sacra que se llevaron a cabo en oficinas de turismo, en el parador de Santo Estevo y en embarcadero del catamarán del Sil más próximo a este monasterio. Las preguntas versaron sobre la frecuencia de las visitas, la duración y el modo de realizar el viaje y la importancia que se concedía al paisaje, y la oferta de actividades de ocio, fundamentalmente.

Los resultados indican que las iniciativas preferidas por los visitantes de la Ribeira Sacra son aquellas relacionadas con la preservación del medio ambiente. «En promedio, los usuarios están dispuestos a pagar alrededor de 32,47 euros por día extra por un programa público que contenga las medidas relacionadas con la preservación de los servicios ambientales locales», señala el estudio de María L. Loureiro y Melina Barrio. El paisaje que configuran los viñedos en terrazas es uno de los factores más valorados, por encima incluso de monumentos históricos y elementos culturales. Concretamente, los turistas estarían dispuestos a pagar un plus de 24,44 euros diarios por el mantenimiento de la viticultura en pendiente, y de 22,39 euros si se tratase de un programa para la protección de monumentos históricos. Por último, los encuestados aceptarían desembolsar 7,45 euros por jornada para la preservación de productos tradicionales.

Estancia limitada

«Nuestros resultados implican que los visitantes valoran más los atributos locales, tales como la naturaleza de la zona, los viñedos y el paisaje de los lugares históricos, y menos los productos tradicionales del lugar, como los vinos de la tierra y las comidas típicas», señalan las autoras del estudio. Debido a lo limitado de las estancias -prosiguen- «los turistas valoran más acciones públicas como la restauración del medio y del paisaje agrícola, que puede tener un muy rápido impacto visual». «Otras acciones de fomento de preservación de los alimentos y vinos locales ofrecen una menor utilidad a los visitantes, ya que algunos de ellos pueden haber pasado sin disfrutar de los productos típicos de la zona», concluyen las autoras a partir de los datos de la encuesta realizada en el verano del 2006.