Viaje en el tiempo en Monforte

Francisco Albo
Francisco Albo MONFORTE

LEMOS

ALBERTO LÓPEZ

Reportaje | Investigación científica en la comarca de Lemos El equipo coordinado por investigadores de Atapuerca comenzó a estudiar los útiles paleolíticos hallados en la depresión monfortina y a buscar trazas de yacimientos

19 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

ÚTILES DE PIEDRA. Los arqueólogos Xosé Pedro Rodríguez y Arturo de Lombera observan piezas halladas por José Antonio Peña ?os investigadores del proyecto «Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno en la cuenca del Miño» ya están trabajando en la primera fase del plan, que se desarrollará hasta finales de mes. Sus primeras operaciones consistieron en trasladar hasta un laboratorio instalado en el Centro de Formación e Experimentación Agroforestal de Monforte una parte de las piezas recogidas en la zona por el aficionado José Antonio Peña, que serán sometidas a un minucioso análisis. Al mismo tiempo, los miembros del equipo científico empezaron ayer a rastrear algunos de los terrenos donde aparecieron estos objetos, en busca de posibles yacimientos prehistóricos. En principio, las operaciones sobre el terreno no comprenderán excavaciones, aunque no se descarta hacer alguna de pequeña entidad, según indican Xosé Pedro Rodríguez y Arturo de Lombera, que han trabajado en el yacimiento de Atapuerca y se encargan de coordinar esta campaña junto con Talía Lazuén. «Lo que haremos sobre todo es patear el terreno y buscar en la superficie útiles líticos que nos puedan indicar la presencia de yacimientos», explican. «Si encontrásemos indicios bastante importantes, podríamos hacer también un sondeo. De hecho, si empezamos a cavar será la señal de que hemos encontrado algo de mucho interés», añaden. Los lugares donde se centra esta primera exploración son sobre todo determinados cortes del terreno originados de forma natural o bien debido a obras, donde pueden aflorar vestigios prehistóricos. Por otra parte, el estudio de las piezas encontradas en los últimos años por José Antonio Peña supondrá un intenso trabajo. Siguiendo los métodos habituales, los investigadores deberán medirlas, dibujarlas, clasificarlas y estudiarlas hasta el último detalle para extraer de ellas toda la información que sea posible. A menudo estas piezas son examinadas incluso con microscopios electrónicos, para averiguar cómo se fabricaron y para qué se utilizaron. Algunas de estas herramientas, según los arqueólogos, tienen un aspecto muy arcaico, con formas similares a lo que se conoce como Modo 1, el tipo más antiguo de útiles prehistóricos. Pero puntualizan que estas herramientas no siempre son tan antiguas como parecen, ya que algunos modelos primitivos se siguieron fabricando durante muchísimo tiempo, cuando ya se elaboraban otros de tipo más avanzado.