Vértigo: «Los pacientes con déficits de vitamina D son más propensos a padecerlo»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

El vértigo se describe como una alucinación de movimiento.
El vértigo se describe como una alucinación de movimiento. iStock

Hasta un 50 % de las personas mayores de 80 años sufren un vértigo que les impide hacer vida normal

16 may 2023 . Actualizado a las 09:51 h.

El vértigo es un trastorno del equilibrio que genera una falsa sensación de movimiento con respecto al entorno, cuando la persona en realidad está quieta. Esta sensación es causada por una alteración del sistema vestibular del oído interno. «El término vértigo proviene del latín “verteré” que significa girar», explica el doctor Marcos Rossi Izquierdo, Jefe de Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Lucus Augusti (Lugo) y presidente de la Comisión de Otoneurología de la Sociedad Española de Otorrinolarinología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).

«Alrededor de un 7 % de la población ha padecido alguna crisis de vértigo a lo largo de su vida, y al ser un síntoma tan incapacitante, es muy frecuente verlo en las consultas médicas. Su causa más habitual es el vértigo posicional paroxístico benigno, o VPPB, que se produce porque se sueltan otoconias, unas partículas de carbonato cálcico, en el oído interno. Aunque es también bastante frecuente, sobre todo en mujeres jóvenes, el vértigo asociado a migraña», señala Rossi.

Anatomía del vértigo

El oído es un órgano muy complejo que no solamente tiene la función auditiva, sino que también se ocupa del equilibrio. El oído envía información al cerebro cada vez que nos movemos para que nuestros ojos sean capaces de compensar los movimientos de la cabeza utilizando los reflejos, y así podamos ver nítidamente los objetos a nuestro alrededor incluso cuando nos estemos moviendo.

Para esto, se tiene que activar el reflejo vestíbulo-oculomotor (RVO), que permite a los ojos ir cambiando de posición de manera simultánea para mantener la nitidez de la imagen. Las vías nerviosas que lo controlan parten del oído interno. En condiciones normales, el cerebro analiza la información propioceptiva que recibe a través del oído interno, la vista y la médula espinal, y utiliza estos datos para hacer que mantengamos el equilibrio en el espacio.

Si embargo, cuando el oído interno falla, el reflejo vestíbulo-oculomotor no logra funcionar correctamente, lo que causa una alteración en el movimiento de los ojos que nos impide fijar la mirada en un punto concreto. Así, los ojos se mueven de forma descontrolada provocándonos la sensación de movimiento ilusorio de nuestro entorno que denominamos vértigo.

Una de las clasificaciones de los vértigos es aquella basada en la localización de sus causas:

  • El vértigo periférico es causado por la afectación del laberinto, en el oído interno, y el nervio vestibular,el que lleva la información del equilibrio desde el oído interno al cerebro. Es el vértigo más frecuente. Los pacientes suelen presentar también pérdida de audición y zumbidos, presión y dolor en el oído.
  • El vértigo central es debido a la alteración de los mecanismos neurológicos del propio sistema vestibular. En estos casos, son frecuentes las alteraciones de la marcha y postura, con una inestabilidad muy llamativa, visión doble, problemas para la deglución, o cefalea intensa, entre otros síntomas.

El vértigo posicional paroxístico (VPPB) es el más frecuente y, aunque sus causas concretas se desconocen, se ha observado en diversos estudios que su prevalencia aumenta entre aquellas personas que han pasado mucho tiempo encamadas o que han sufrido algún traumatismo en la cabeza. Es un vértigo que aparece de forma súbita, dura entre unos segundos y unos minutos, aunque puede permanecer una cierta inestabilidad por unos días o semanas, y es desencadenado por cambios de postura. Es muy frecuente que aparezca, por ejemplo, al darse la vuelta en la cama o al girar rápido la cabeza.

La segunda causa más frecuente de vértigo es la neuritis vestibular, que se manifiesta en una crisis abrupta de entre cinco y diez días de duración. Las náuseas y el vómito acompañan el cuadro y, tras el episodio, suele permanecer una estabilidad residual que se agrava con los movimientos rápidos de la cabeza. En estos casos, la rehabilitación precoz con ejercicios específicos permite a los pacientes recuperarse y hacer vida normal en unas semanas.

La enfermedad de Ménière es un vértigo crónico con episodios que duran más de 20 minutos y pueden prolongarse por horas. Suele evolucionar hacia un conjunto de síntomas que incluyen también pérdida de audición y acúfenos.

En definitiva, es importante recordar que el vértigo no es una enfermedad, sino un síntoma. Puede deberse a un problema puntual de poca importancia, pero en otros casos manifiesta una enfermedad grave. Por eso, ante un episodio de vértigo es muy importante acudir al médico y realizar un diagnóstico para descartar algunas enfermedades como tumores cerebrales o del cerebelo, esclerosis múltiple o incluso ICTUS.

Factores de riesgo

Como señala Rossi, el mayor factor de riesgo para sufrir vértigo es el envejecimiento. «La prevalencia del vértigo aumenta de manera progresiva con la edad. La prevalencia anual del vértigo que lleva al paciente a consultar a su médico porque le limita su actividad habitual en mayores de 60 años es del 20 %, mientras que se eleva hasta el 30 % en mayores de 70 años y hasta un 50 % en mayores de 80 años».

Pero esto no quiere decir que estemos indefensos frente a ese paso inevitable del tiempo. «En cuanto a factores de riesgo evitables, dado que algunos vértigos son de origen vascular, un buen control de los factores de riesgo cardiovascular, como son la tensión arterial, la glucemia o el colesterol, puede ser muy beneficioso. En algunas crisis de vértigos recurrentes, como en la enfermedad de Ménière o la migraña vestibular, distintos tratamientos pueden disminuir el número de crisis. En el VPPB, parece que los pacientes con déficits de vitamina con D son más propensos a padecerlo», detalla Rossi.

Por otro lado, desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN) señalan que «cualquier persona puede padecer vértigo. Los síntomas de inestabilidad pueden surgir tanto en la infancia como en la ancianidad», aunque estos casos difieren en su presentación según la edad. Así, «en el caso de los niños, hay unas formas de vértigo muy diferentes a las catalogadas. Suelen sufrir crisis espontáneas muy breves que con los años se van curando o se transforman en migrañas. Habitualmente se trata de problemas del oído medio que se manifiestan con vértigo», apunta el doctor Nicolás Pérez, codirector del Departamento de Otorrinolaringología de la CUN. En los adultos mayores, en cambio, hay cuadros de vértigo multisensorial que pueden evolucionar hacia una inestabilidad crónica. En estos casos, los tres sistemas del equilibrio que tienen que coordinarse en el cerebro (vista, oído y articulaciones) fallan.

Síntomas

Habitualmente, las crisis de vértigo se caracterizan por una sensación de que los objetos a nuestro alrededor están girando. Esto provoca inestabilidad e impide realizar las tareas y actividades cotidianas. «La falsa sensación de movimiento puede ser tanto del entorno visual, es decir, un vértigo externo, como de uno mismo con respecto al entorno, o vértigo interno. Además, suele asociarse a cortejo vegetativo: náuseas, vómitos, palidez o sudoración. En ocasiones puede haber factores desencadenantes, como son los movimientos de la cabeza en el VPPB», apunta Rossi.

«Si una persona tiene una crisis de vértigo aguda, normalmente suele mejorar al estar sentado o tumbado, así como cuando fijamos la mirada en un punto concreto. En el caso de ser la primera crisis de vértigo, si la duración es superior a 24 horas es conveniente una valoración médica», aconseja Rossi.

Vértigo y mareos

Aunque se suelen confundir, estos dos problemas o síntomas son dos cosas separadas. «No son exactamente lo mismo. En realidad, son tres los síntomas de los problemas en el equilibrio: el vértigo, el mareo y la inestabilidad. Por poner un ejemplo, el vértigo es la sensación de movimiento que una persona tiene cuando no existe movimiento. Es irreal, es una alucinación. En cambio, el mareo es lo que sufrimos cuando viajamos en coche: la palidez, las náuseas, la sudoración. El tercer síntoma fundamental es la inestabilidad, que ya es un trastorno cuando nos estamos moviendo. Estos tres síntomas aparecen en combinación o aisladamente en los pacientes que tienen trastornos del equilibrio», apunta Pérez.

Tratamientos

El tratamiento va a depender de la causa del vértigo. «En el VPPB, las maniobras de recolocación de partículas tienen una tasa de curación en torno al 90 % de los casos, sin necesidad de fármaco alguno. En otros casos, es preciso utilizar medicación tanto para mitigar los síntomas durante las crisis de vértigo agudas, como para prevenir futuras crisis», observa Rossi.

En la enfermedad de Ménière, se suele indicar, en primer lugar, un tratamiento en base a una dieta reducida en sal y eliminando los líquidos, que se acumulan en el oído interno ocasionando los síntomas. También pueden administrarse fármacos diuréticos, o la betahistina, que aumenta la circulación sanguínea en la zona y reduce la excitabilidad de las neuronas, reduciendo más rápidamente ese acúmulo de líquido.

Otros medicamentos como los antagonistas del calcio y los protectores celulares frente a agentes tóxicos locales pueden ser útiles para combatir el mecanismo implicado en el desarrollo de enfermedades con vértigo, pérdida de audición y acúfenos.

En aquellos casos que no se resuelven con estas medidas, se pueden administrar otros tratamientos, como la gentamicina intratimpánica. Se trata de una inyección antibiótica que se administra a través del tímpano, pasa al oído interno y actúa en las células del equilibrio. La aplicación de gentamicina se hace de manera ambulatoria y se introduce en el oído medio a través de un orificio realizado en la membrana timpánica.

Según la Clínica Universidad de Navarra, con la gentamicina intratimpánica se controla el vértigo de un 90 % de los pacientes en los que ha fallado el tratamiento médico. El resto de los pacientes pueden ser candidatos a intervenciones quirúrgicas como la neurectomía vestibular, en la que se corta el nervio del equilibrio (vestibular), de manera que la persona afectada mantiene la audición, pero se elimina la sintomatología.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.