Continúa la búsqueda de las víctimas de las inundaciones de Texas: «No nos detendremos»
INTERNACIONAL










El número muertos se eleva ya a 82, y diez niñas del campamento siguen desaparecidas. Trump acaba de declarar el estado de desastre en el condado de Kerr
07 jul 2025 . Actualizado a las 07:42 h.Las luces de los rescatistas despertaron a Lorena Guillén en plena madrugada. Desde afuera llegaban gritos. Abrió la ventana de su casa y vio cómo el río Guadalupe había crecido al menos diez metros desde que se había ido a dormir, cubriendo por completo los siete acres de su propiedad. Guillén vive junto al cauce y alquila parcelas de su terreno a personas que llegan con sus autocaravanas y pagan una renta mensual para estacionarse allí. Una de esas familias, dos adultos y tres niños, se aferraba a un árbol, luchando por no ser arrastrada por la corriente. «¡Lánzame a uno de tus hijos!», le gritó al padre otro de los inquilinos, intentando ayudar. Los brazos cedieron, y desde su ventana, Guillén vio cómo desaparecían entre ramas, árboles y el avance violento del agua.
Las inundaciones provocadas por una tormenta que golpeó el sur de Texas entre la noche del viernes y la madrugada del sábado dejan ya al menos 82 muertos, además de una cifra indeterminada de desaparecidos, incluidas diez niñas que pasaban el verano en un campamento cristiano. Los estragos que dejó la crecida del río Guadalupe, que se extiende por 370 kilómetros y divide varios pueblos a la mitad, alcanzan hasta donde llega la vista. Coches volcados con las llantas hacia arriba, como juguetes abandonados por un niño; quimeras de escombros con trozos de ventanas, canoas, colchones y postes de luz; pedazos de asfalto esparcidos como piezas de rompecabezas. Entre los restos, los distintos cuerpos de seguridad desplegados en la zona continuaron con la búsqueda de los desaparecidos. En botes, helicópteros y a pie, las autoridades recorrieron la zona y lograron rescatar con vida a unas 850 personas.

El sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha Jr., aseguró ayer que no se detendrán hasta que «cada una de las personas sea encontrada». «Esta comunidad es fuerte y seguirá unida en este momento tan doloroso», recalcó. Por su parte, el gobernador del estado, Greg Abbott, solicitó a la administración de Donald Trump declarase el estado de desastre, tal y como lo anunció el presidente este domingo, y día oficial de luto a nivel nacional.
Desde la 1 de la madrugada del sábado, el Servicio Nacional de Meteorología comenzó a emitir alertas sobre la amenaza de inundaciones en los condados de Bandera y Kerr. Guillén recibió varias de ellas en su móvil, pero estos avisos son comunes en la zona: «Recibimos muchísimos al año». Antes de irse a dormir, consultó con el sheriff del condado de Kerr, quien, según contó, le dijo que no existía ninguna orden de evacuación.
Tras el desastre, las autoridades reconocieron que los pronósticos de lluvia subestimaron las precipitaciones. Algunos expertos, sin embargo, han expresado dudas sobre si se tomaron las medidas de prevención correctas, dada la magnitud de la tragedia.