Francia elige este domingo entre los modelos irreconciliables de Macron y Le Pen

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

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La prensa gala subraya la «incertidumbre inédita» de las presidenciales.

24 abr 2022 . Actualizado a las 16:19 h.

Unas 70.000 mesas electorales han abierto sus puertas hoy a las 8.00 en Francia para la segunda vuelta de las presidenciales con el duelo entre el candidato a la reelección, Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen. Unos 48,7 millones de electores decidirán hoy qué presidente de la República tendrá Francia durante los próximos cinco años.

A pesar de que una inmensa mayoría de franceses rechazaban hace solo dos meses la posibilidad de repetir el duelo del 2017, finalmente tienen ante sí el mismo cartel electoral de hace cinco años e introducirán en las urnas una papeleta a favor de Marine Le Pen o de Emmanuel Macron, lo que en muchos casos no significará un voto de adhesión al candidato elegido, sino más bien de rechazo al contrario.

Más que nunca, los dos aspirantes al Elíseo representan dos Francias que han dejado de ser de derechas o de izquierdas para dar paso a una división vertical de la sociedad. En grandes rasgos: «la Francia de arriba», los que gobiernan, las élites, los que viven en las grandes ciudades, y «la Francia de abajo», los obreros, los pequeños comerciantes, la población rural; la Francia con un proyecto europeo y una ambición reformista, y la Francia nacionalista, temerosa de perder lo poco o mucho que tiene.

Durante estas dos semanas entre las dos vueltas electorales, ambos candidatos han ido modificando su programa para intentar atraer a los electores, hasta el punto de forzar al máximo sus apuestas. Como Emmanuel Macron, que lanzó una batería de promesas ecológicas extraídas del programa del líder de la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon. Mientras que Marine Le Pen, que quería prohibir el uso del velo en cualquier espacio público porque «es un uniforme islamista y no un uniforme musulmán», ahora considera que este es un «problema complejo», y que su posición no es la de una persona «obtusa». Lo mismo ha hecho con la reinstauración de la pena de muerte: antes decía que cualquier tema podría ser sometido a un referendo popular, pero ahora matiza que votar para recuperar la pena de muerte sería inconstitucional.

Emmanuel Macron y Marine Le Pen, durante el debate televisivo de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas
Emmanuel Macron y Marine Le Pen, durante el debate televisivo de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas LUDOVIC MARIN / POOL | EFE

En un sistema de elección directa del presidente de la República como el que tiene Francia, la posibilidad de que este domingo pueda haber una sorpresa que desmienta todos los sondeos que dan vencedor a Emmanuel Macron es pequeña. A pesar de ello, el diario Le Monde hablaba este sábado de «incertidumbre inédita». El periódico publicaba un último sondeo que atribuye un 56,65 % de intención de voto a favor de Macron y un 43,5 % a favor de Le Pen, y se lamentaba de que el debate televisivo del miércoles entre los dos candidatos no haya creado una dinámica claramente favorable al actual presidente de la República.

Las encuestas afinan su puntería

En los comicios del 2002, los institutos demoscópicos fueron acusados de infravalorar la presencia del voto de extrema derecha, lo que supuso la eliminación del candidato socialista y la elección de Jean-Marie Le Pen para la segunda vuelta. Desde entonces, existe una tendencia a valorar el voto ultra en exceso, como en las últimas elecciones regionales. Sin embargo, el pasado 10 de abril, las predicciones afinaron el tiro y Marine Le Pen obtuvo los porcentajes que predecían las encuestas.

Este domingo, se prestará especial atención a las cifras de participación. Los últimos sondeos prevén que la abstención se situará entre el 26 % y el 28 %, y quien más podría verse afectada por esa baja participación sería Marine Le Pen porque su electorado, más joven, menos politizado y de categorías sociales más desfavorecidas, es el más proclive a no ir a votar. 

El riesgo de la desmovilización

Macron, por su parte, puede temer una desmovilización de sus electores si estos piensan que la victoria está garantizada, porque Francia está en período de vacaciones y la tentación de quedarse en casa no es desdeñable.

Si finalmente gana, habrá que estudiar qué clase de victoria obtiene Emmanuel Macron. Brice Teinturier, director general del instituto demoscópico Ipsos, afirmaba en Le Parisien que un resultado en torno al 57 %, muy por debajo del 66 % obtenido en el 2017, significaría «una fuerte progresión de Marine Le Pen y daría un peso considerable, histórico, al bloque de extrema derecha».

Si el resultado de Macron se acerca al 60 %, entonces podrá hablar de una «bella» victoria, sobre todo porque en Francia nunca ha sido reelegido un jefe de Estado cuyo Gobierno fuese del mismo color político. Podrá decir que finalmente los franceses consideran que su gestión frente a las sucesivas crisis de los chalecos amarillos, del covid-19 o de la guerra en Ucrania arroja un balance positivo.