Francia elige Europa y frena el avance ultra

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Macron promete unir a su país y defender a la UE, y Le Pen anuncia la refundación del FN

08 may 2017 . Actualizado a las 08:46 h.

Francia frena el avance de la ultraderecha y le da un respiro a Europa. Los franceses han cambiado el tablero político, pero se han negado a dar un volantazo final. El temido efecto contagio del brexit y del ascenso de Donald Trump no se ha producido. Emmanuel Macron será el nuevo presidente con más del 60 % de los apoyos y rompe con la dinámica del avance populista. Un presidente que irrumpe en el Carrusel del Louvre al compás del Himno de la alegría para proclamar ante los suyos que «unirá Francia y defenderá la Unión Europa». Un político que ha roto esquemas llegando al Elíseo con un nuevo partido en tiempo récord.

El dique levantado ante el Frente Nacional resiste una nueva embestida, pero es más bajo que hace quince años, cuando Jacques Chirac venció a Jean-Marie Le Pen con un aplastante 82 %. Los millones de votos logrados ahora por el FN exponen la creciente normalización de la ultraderecha y la xenofobia en Europa y Estados Unidos. Ese voto ya no escandaliza como antes. Es algo más que un pataleo de la primera vuelta. Su pecado original va desvaneciéndose en un mundo de extremos y medias verdades.

Más de trece millones de franceses han decidido ausentarse de un pulso crucial para Francia y Europa. Es la suma de la abstención y el voto en blanco, que alcanzaron cifras históricas. Los ni-ni son legión, pero una legión que no ha apreciado un peligro real en el Frente Nacional.

Macron, que ha recibido un buen número de votos prestados (aquellos de los que lo etiquetaban como el mal menor), reconoce que el camino será «duro», pero promete «decir la verdad» y devolverle a los ciudadanos «las oportunidades que se merecen». Se enfrenta al reto de soldar grietas gigantescas. Las elecciones dibujan el mapa de un país dividido. La brecha social trasladada a pulso al ámbito geográfico. París y el Atlántico miran hacia Europa. Suburbios urbanos con un alto porcentaje de inmigrantes en los que se afianzan a un tiempo el paro juvenil y la indignación. Y un norte golpeado por la deslocalización que se siente abandonado por su estado y por la Unión Europea. Aunque el vencedor era el preferido por Bruselas, el propio Macron admite su intención de cambiar la UE desde dentro, de hacer que los franceses se sienta más cómodos en la casa común. El presidente saliente, François Hollande, manifestó que «el triunfo de Macron confirma el compromiso de Francia con Europa».

El líder de En Marcha! deberá elegir a su primer ministro y probará en las elecciones legislativas de junio si, como es tradicional, el presidente arrastra escaños. Se medirá a una izquierda y derecha fracturadas. Macron quiere construir «una mayoría del cambio».

Marine Le Pen ha anunciado una «profunda transformación» del FN para convertir el partido en «una alianza patriótica y republicana». Quizás incluso ese sea su nuevo nombre, ya que la líder parece plantearse una renovación de la marca, con permiso de la corriente más conservadora (Jean-Marie Le Pen no apoya la nueva vuelta de tuerca). Aunque hay cosas que no cambian. En su noche electoral, la formación ultra vetó a algunos medios.

A Donald Trump no le ha quedado más remedio que felicitar al ganador: «Estoy ansioso de trabajar con él». Washington y Moscú no mostraron precisamente entusiasmo por Macron durante la campaña. De momento, no habrá una nueva cuña aislacionista en el corazón de Europa.