Olaf Scholz, el hombre tranquilo que quiere convertirse en canciller alemán

Pablo L. Barbero BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

christof stache | Reuters

La sucesión de Angela Merkel está más reñida que nunca a una semana de los comicios que abrirán una nueva etapa en el país

19 sep 2021 . Actualizado a las 09:24 h.

La sucesión de Angela Merkel en la Cancillería nunca estuvo tan reñida. Tras 16 años de dominio total de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su mutti (madre, como llaman a Merkel muchos alemanes con mezcla de ironía y cariño), las elecciones del 26 de septiembre abrirán un nuevo período en la historia de la principal potencia económica de Europa.

Y el favorito en los sondeos para suceder a Merkel es una persona de un carácter bastante parecido al de la canciller: tranquilo y sosegado, que no destaca por su carisma, pero diligente en su trabajo y que transmite confianza. Y curiosamente esta persona es el vicecanciller, ministro de Finanzas y líder del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), formación antagónica a la de Merkel.

Sin provocar estridencias y con un perfil más bien bajo, Olaf Scholz está consiguiendo convencer a la opinión pública de que puede ser el candidato de la continuidad de Merkel. Lo viene haciendo mejor que el propio delfín de la canciller, Armin Laschet, actual líder de la CDU y candidato conservador.

Los sondeos publicados la pasada semana mantienen en cabeza al SPD de Scholz, de centro-izquierda, con una ventaja sobre los conservadores de entre 3 y 5 puntos porcentuales. El partido más antiguo de Alemania disfrutó por última vez de esta posición en los sondeos cuando ganó las elecciones federales con Gerhard Schröder en el 2002.

EL SPD se ha mostrado en la última década como un partido agotado, sumido en una crisis sin fin de la que no lograba salir pese a los constantes cambios en su cúpula. Las coaliciones con la CDU desgastaron su imagen y desfiguraron su perfil izquierdista.

Pero de la actualidad se aprende que todo puede cambiar de repente cuando se trata de enfrentarse a competidores mediocres. A Scholz le ha bastado con hacer las cosas medianamente bien y evitar meteduras de pata; el resto del trabajo lo ha hecho su equipo con una campaña electoral concisa, sin estridencias y bien dirigida.

Revés en la campaña

No obstante, estas semanas no han estado libres de sobresaltos. El registro realizado la pasada semana en el Ministerio de Finanzas que dirige el propio Scholz abrió una vía de agua en el buque socialdemócrata.

La Fiscalía investiga a responsables del departamento antiblanqueo de su ministerio sobre unas transferencias bancarias sospechosas. Aunque no afecta directamente a Scholz, el ministro y vicecanciller deberá responder sobre esas cuestiones ante una comisión parlamentaria en plena recta final de la campaña.

La cuestión planea sobre la reputación de Scholz, aunque de momento no parece haber hecho mella en la intención de voto. Desde su partido ven una maniobra electoral a la desesperada de los conservadores para frenar el ascenso meteórico de su rival directo. El SPD está en el 25 % de apoyos y los conservadores en torno al 22 %, según el Politbarometer de la televisión pública ZDF, considerada la encuesta más fiable de Alemania.

Los Verdes se mantienen en tercera posición, con un 16 %, mientras que el Partido Liberal (FDP) y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) están empatados en el 11% de los votos. A La Izquierda, que podría ser clave para una posible coalición de izquierdas con el SPD, se le otorga el 6 %. Este sondeo, como los restantes difundidos estos días, mantiene la misma tendencia de las semanas anteriores. Solo llama la atención que parece haberse detenido tanto el alza de Scholz, tras semanas de ascenso continuado, como la caída que venía sufriendo Laschet.