China quiere acabar con el «feísmo»

María Puerto PEKÍN

INTERNACIONAL

El museo del Té de Maitan, votado como uno de los edificios más feos.
El museo del Té de Maitan, votado como uno de los edificios más feos. CEDIDA

El Gobierno prohíbe la construcción de edificios con formas extravagantes

24 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Edificios con forma de tetera, cangrejo, moneda, bola del mundo, o coronados con estatuas gigantes van a pasar a la historia en China. El Gobierno ha decidido poner orden en el paisaje urbano para prescindir de edificios raros o con formas extravagantes.

Durante décadas, el fuerte crecimiento de China ha ido acompañado de un desaforado desarrollo inmobiliario y de infraestructuras. Gobiernos locales, corporaciones estatales y grandes empresas se han esforzado en dejar su impronta en las ciudades con equipamientos mastodónticos y edificios emblemáticos. Y en muchas ocasiones la creatividad y el kitsch han ido de la mano dejando obras difíciles de calificar.

Después de años de debate y advertencias se ha dado un paso más para prohibir los edificios «feos». La poderosa Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma ha emitido una circular en que exige a los gobiernos locales que los edificios deben ser «funcionales, rentables, ecológicos y agradables a la vista». También restringe los rascacielos de más de 500 metros.

Hotel Tianzi, en la provincia de Hebei.
Hotel Tianzi, en la provincia de Hebei.

La definición no es muy precisa y el debate sobre lo que es feo o estéticamente desagradable ha corrido como la pólvora en las redes sociales. El hashtag #sin edificios feos se hizo viral y las listas donde poder votar las construcciones más extravagantes han proliferado. El hotel Tianzi (hijo del cielo) fue uno de los más señalados. Está situado en la provincia de Hebei y la fachada del edificio de diez plantas representa tres dioses barbudos de la dinastía Ming. Las ventanas de las habitaciones están camufladas entre el colorido ropaje.

El Museo del Té de la ciudad de Meitan, provincia de Guizhou, ha sido uno de los finalistas. La tetera gigante de 73,8 metros de altura, acompañada de una taza, domina sobre el paisaje de la ciudad.

Los internautas también han destacado una atracción conocida como «el beso volador», en el parque de Wulong (Chongqing). Son dos estatuas gigantes al borde de un acantilado que sostienen al final de su mano levantada un mirador. Las figuras se mueven y se juntan como si se dieran un beso. Para darle más emoción a las vistas panorámicas, los usuarios no van atados. La atracción está catalogada como extrema y el impacto visual de los dos gigantes en la cumbre de las montañas también lo es.

Gran Teatro Sunac, en Cantón.
Gran Teatro Sunac, en Cantón.

En el 2014, el presidente Xi Jinping ya exigió que se acabara con los edificios emblemáticos de formas extrañas. Y desde hace once años, la web especializada en arquitectura archcy.com publica cada año la lista, elaborada por expertos, de los diez edificios más feos de China. En el 2020 el vencedor fue el Gran Teatro Sunac de Cantón. Su forma se define como «remolino» y está inspirado en los bordados tradicionales de seda.

La nueva normativa también exige que los edificios de más de 500 metros de altura deben estar «estrictamente limitados». Seis de los diez rascacielos más altos del mundo, con más de 500 metros, se encuentran en China, país que lidera el ránking mundial de este tipo de construcciones con cerca de 2.400.

Los proyectos de grandes arquitectos internacionales, como Paul Andreu o Zaha Hadid, conviven con la creatividad local, y la población los bautiza con sentido del humor. En la capital, el edificio de la televisión pública -obra de Rem Koolhaas- es denominado por los pekineses como «grandes calzoncillos». El rascacielos del Diario del Pueblo se conoce popularmente como «el bolso», porque acaba con un gran arco que parece un asa. Y al Centro Olímpico de Exposiciones de Hangzhou le llaman «edificio bikini».

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