La incógnita venezolana
El año electoral, en teoría al menos, lo cerrará Venezuela. Nicolás Maduro y su Gobierno siguen empeñados en celebrar elecciones parlamentarias el día 6 de diciembre sin las mínimas garantías de que sus resultados sean reconocidos por la comunidad internacional. No acaba de estar claro si el interés responde al empeño de sacarse la espina de los resultados de hace cuatro años, que le dieron una mayoría abrumadora a una oposición que se presentó unida, o solo busca lavarse la cara ante la comunidad internacional, que cada día lo mantiene más aislado, como lo evidencia el reciente desmarque del presidente de Argentina, Alberto Fernández.
El intento de acercamiento a la Unión Europea, con una invitación formal a permitir la entrada a una misión para supervisar las elecciones, a la que todo apunta no fue ajeno su fiel escudero Rodríguez Zapatero, tropezó con un Josep Borrell que no comulga con ruedas de molino. Por si alguien tenía dudas, el talante de los actuales mandatarios venezolanos queda claro en el demoledor informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.