Alexéi Gromov, el hombre de Putin que controla los medios

La Voz MADRID / EUROPA PRESS

INTERNACIONAL

Alexei Gromov
Alexei Gromov Kremlin

Cada semana se reúne con los directores de medios públicos y privados para explicarles qué cubrir y cómo hacerlo

10 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1999 Vladimir Putin llegó al poder en Rusia y su primer golpe de timón implicó distanciar a los poderes del Estado de los oligarcas surgidos tras la desintegración de la Unión Soviética. Era necesario un potente aparato propagandístico y controlar los medios de comunicación privados y para ello contó con Alexéi Grumov, quien a día de hoy continúa siendo uno de los más estrechos colaboradores del presidente ruso.

Menos de dos años después de la toma de posesión de Putin los magnates postsoviéticos Boris Berezovski y Vladimir Gusinski perdieron sus cadenas de televisión, NTV y ORT, como consecuencia de investigaciones judiciales en el ámbito penal. Ambos abandonaron Rusia antes de terminar el 2000 y los programas satíricos y las noticias críticas con Putin terminaron en las dos cadenas. El entonces director de NTV, Evgeni Kiselyev, asegura que el propio Grumov estuvo implicado en toda la operación, según declaraciones recogidas por el grupo de investigación The Project. 

Reuniones semanales

Pese a las críticas y a la falta de pluralidad en los medios generalistas, el modelo dista mucho de una estructura soviética piramidal, al menos en el sector privado. Gromov mantiene una reunión semanal con los directores de los principales medios en la que les explica la agenda semanal de Putin y qué noticia cubrir y cuál no y cómo hacerlo.

En las reuniones están además representantes de las principales agencias y organismos estatales, el jefe de campañas electorales y la portavoz del ministerio de Exteriores, Maria Zajarova.

Los medios plantean en esta reunión sus propuestas y temas a cubrir, pero es Gromov quien da el visto bueno final, ha explicado The Project citando a varias fuentes presentes en estas reuniones. Tampoco se puede perjudicar a eventos de interés nacional como la construcción de un estadio para el Mundial de fútbol o la elección de un gobernador: en esos casos se restringe cualquier noticia negativa ocurrida en toda la región. 

El resultado: en la primavera del 2017 la gran mayoría de los rusos ni siquiera se enteraron de las multitudinarias protestas contra la corrupción que fueron violentamente reprimidas por la Policía en un centenar de ciudades el 26 de marzo. 

Control y detalles

Gromov es un hombre detallista y pese a sus relaciones con las más instituciones y cargos rusos, cuando considera que tiene que implicarse en un asunto, lo hace a conciencia. Un ejemplo es el caso relatado por un periodista que le hizo llegar que no tenía financiación para un proyecto de investigación. El propio Gromov levantó el teléfono y comenzó a hacer llamadas hasta que resolvió el problema. El periodista le preguntó si no tenía a nadie que hiciera esas llamadas y Gromov contestó que «esta mierda no funciona si no lo hago yo mismo».

Este mismo espíritu impregna a los medios de comunicación públicos, en los que Gromov decide de qué se informa y de qué no, como cuando vetó un vídeo sobre la matanza de 20 personas en una universidad de Kerch, en Crimea.

Igualmente controla el grupo de periodistas autorizados a seguir los actos del presidente y ya hay varios casos de profesionales de la información a los que se les retira la acreditación para los eventos de Putin tras publicar noticias negativas del mandatario. No en vano, Gromov es el cofundador del canal de televisión Russia Today (RT), considerado la voz propagandística de Putin para el extranjero.

El que más tiempo pasa con Putin

Fuentes consultadas por The Project aseguran que Gromov, como subdirector de la Administración Presidencial, posiblemente sea el cargo público que más tiempo pasa con Putin y tras décadas de relación sabe cómo obtener lo que quiere del mandatario sesgando la información que recibe.

Así pasó con la destitución en el 2013 de la directora de la agencia de noticias estatal, RIA Novosti, Svetlana Mironiuk, cuando Gromov convenció a Putin de que la cobertura de las protestas tras las elecciones del 2011 y 2012 no era la adecuada.

Esta relación especial implica además beneficios personales para Gromov, que recibe regalos que engrosan su colección de monedas antiguas o se puede permitir valiosos inmuebles como el tríplex en el que vive su familia en el mejor barrio de Moscú o una mansión a las afueras valorados en millones con un sueldo que no llega a los 200.000 euros anuales.

En el caso del tríplex, técnicamente dos de los pisos pertenecen al Estado y el tercero está a nombre de Alexéi Gromov, pero no aparece en las declaraciones públicas de bienes, por lo que podría pertenecer a su hijo, que lleva su mismo nombre. Precisamente el joven Gromov ha levantado un imperio empresarial con compra-venta de participaciones en grandes empresas de los oligarcas como LMZ Skad o MKM Logistics valoradas en millones de euros, según han publicado medios rusos.