Macron choca con el fantasma de Petain

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Macron ha dedicado toda la semana a recorrer los escenarios de la Primera Guerra Mundial en el norte del país
Macron ha dedicado toda la semana a recorrer los escenarios de la Primera Guerra Mundial en el norte del país LUDOVIC MARIN

El presidente reúne a 72 jefes de Estado y de Gobierno para conmemorar el armisticio

10 nov 2018 . Actualizado a las 08:43 h.

La gira de resurrección por los escenarios más trágicos de la Primera Guerra Mundial no le ha salido a Emmanuel Macron como él y sus asesores de márketing habían planeado. El otoño político no ha traído más que malas noticias para el presidente galo. Pasado el primer año, los problemas se agolpan en su puerta del Elíseo. Al escándalo del guardaespaldas se suman su pérdida de popularidad, el rechazo social a parte de sus medidas económicas y la grave crisis de Gobierno que le ha obligado a prescindir de algunas de sus piezas mejor valoradas.

En medio de ese temporal de malas noticias, la conmemoración del primer centenario de la finalización de la Gran Guerra le daba a Macron la oportunidad de recobrar el centro de la escena. Diseñó una gira por el norte del país, recorriendo algunos de los lugares más icónicos de la resistencia francesa ante el empuje alemán a lo largo de la llamada línea Maginot.

Las fotos y la exaltación patriótica se sucedían para algarabía de los estrategas presidenciales. Hasta que en Verdún, uno de los santuarios por excelencia del orgullo galo, estalló la mina. «Petáin fue un gran soldado y eso no se puede olvidar», dijo solemne Macron en su ofrenda a los caídos en el frente.

Mentar a Petáin en Francia tiene incluso más connotaciones negativas que hablar de Franco en España. Al mariscal se le considera un traidor a la patria por su connivencia con los nazis en la Segunda Guerra Mundial, cuando se colocó al frente de la llamada Francia de Vichy, convertida en falsa capital de un régimen que hacía la vista gorda ante la invasión alemana.

Las críticas arreciaron de inmediato. «Petáin uso deliberadamente su nombre y su prestigio para dar cobertura a la traición, colaboración y deportación de miles de judíos», denunció de inmediato el expresidente socialista François Hollande. Jean-Luc Mélenchon fue más duro aún y acusó al mariscal no solo de traidor, sino también de antisemita. «Esta vez has ido demasiado lejos, Macron», le espetó al presidente.

Francis Kalifat, presidente de la organización que agrupa a más de 400.000 judíos franceses, se declaró «en estado de shock» y numerosas reuniones con autoridades de todo el país durante el miércoles y el jueves encontraron reproches similares.

Intento de resurrección

Macron y sus asesores han intentado rebajar el tono de la polémica sin corregir sus elogios. Sin éxito. Le queda un último cartucho con los actos de todo el fin de semana, donde tendrá ante sí a los principales líderes del mundo. Su gira memorial por algunos de los escenarios más significativos de ese conflicto (1914-1918) comenzó hace cinco días y terminará mañana con una ceremonia en el Arco del Triunfo de París junto al resto de mandatarios.

Uno de los actos más simbólicos tendrá lugar hoy en Compiègne, a unos 70 kilómetros al norte de París donde hace cien años representantes de Francia, el Reino Unido y Alemania rubricaron en un vagón de tren el cese de más de cuatro años de combates. Allí acudirá con Angela Merkel tras haberse reunido por la mañana en París con Donald Trump, con quien también mantendrá una comida en el Elíseo con sus respectivas parejas, Brigitte Macron y Melania Trump. El resto de líderes internacionales se sumarán a las conmemoraciones por la noche, en una cena oficial en el Museo de Orsay a la que también están invitados los cónyuges, y el domingo.

París recibirá a 72 jefes de Estado y de Gobierno, incluidos Felipe VI y Pedro Sánchez, para la conmemoración del alto el fuego.