Sánchez y Macron proponen centros de control migratorio en suelo de la Unión

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

THIBAULT CAMUS | Efe

La idea, consensuada con Merkel, pretende ser un complemento a las plataformas en terceros países

24 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya lo decía el comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos: «El proyecto europeo está en peligro». El griego se refería, con buen atino, a la incapacidad de las cancillerías europeas de alcanzar un acuerdo para reformar la ineficaz y obsoleta política comunitaria de asilo. La falta de solidaridad de unos y el negligente control fronterizo de otros han puesto Schengen en la picota. Italia ha cerrado sus puertos a los migrantes rescatados en el Mediterráneo. «Ya pueden olvidarse de traerlos aquí», les espetó ayer el ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, a las oenegés. Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) se niega a abrir sus puertas para reubicar a los asilados y ayudar a aliviar la presión en el sur. Austria y Dinamarca amenazan con cerrar sus fronteras internas para evitar los movimientos secundarios de migrantes. El espacio de libre circulación se tambalea, podría tener los días contados si los líderes de la UE no actúan de inmediato. El anuncio del inminente cierre de puertas intracomunitario pende como una espada sobre la cabeza de Angela Merkel, quien se reúne hoy con 16 de sus colegas europeos para resolver de urgencia la crisis abierta en la Unión Europea y de paso salvar su Gobierno. Visegrado estará ausente como medida de boicot. Emmanuel Macron y Pedro Sánchez salieron ayer en auxilio de la canciller alemana proponiendo un nuevo plan migratorio conjunto.

Europeístas

Eje Macron-Sánchez. París y Madrid consensuaron con Berlín una salida europeísta a la crisis. Macron anunció ayer desde el Elíseo su intención de crear centros de control de inmigrantes en los países de la UE para aliviar la presión en el Mediterráneo y poner freno a los flujos internos. «Consiste en el principio simple de desembarco en el puerto más seguro y más próximo, pero una vez desembarcados en suelo europeo somos favorables a poner en marcha centros cerrados conforme a la ONU», sostuvo el galo sin detallar el recorrido legal y el coste de ese ambicioso despliegue logístico. ¿De dónde saldrían los fondos? Del esquilmado presupuesto europeo. ¿A dónde irían los refugiados? Macron apeló por enésima vez a la «solidaridad» de sus vecinos para acoger a los asilados de forma «organizada» y expulsar con rapidez a los que no tengan derecho a la protección internacional.

Se trata de una propuesta «complementaria» a la que lanzó en el borrador de conclusiones de la cumbre del 28 y 29 de junio el presidente del Consejo, Donald Tusk. El polaco defiende el desembarco, identificación y tramitación de las demandas de asilo desde el exterior. Una iniciativa aplaudida por los gobiernos populistas de la UE.

Populistas

Desembarcos fuera de la UE. El canciller austríaco, Sebastian Kurz, y el primer ministro danés, Lars L. Rasmussen, son los impulsores de la política de externalización de la gestión migratoria. Ambos, respaldados por sus socios ultraderechistas y populistas de gobierno, apadrinaron lo que Tusk rebautizó como «plataformas regionales de desembarco», centros de concentración de migrantes a desplegar en países de tránsito y de origen del continente africano a cambio de cheques. Desde allí se identificaría y se gestionarían las demandas de asilo. Hasta el momento ningún líder africano ha aceptado la propuesta. Alguno ha reprochado públicamente a la UE su actitud porque «no es una cuestión de dinero». Ajeno a las críticas, el ministro austríaco de Defensa, Mario Kunasek, sugirió ayer desplegar al Ejército en las fronteras externas de la UE, contra la voluntad de países como España o Grecia o la propia Comisión Europea, que ofrece desde hace meses la ayuda de la guardia europea de fronteras y costas.

Solidaridad

Sanciones a los incumplidores. Una de las patas que sigue cojeando en el plan de Macron y Sánchez es cómo lograr que países como Hungría acepten refugiados una vez que los flujos internos de migrantes estén bajo control. El líder magiar, Viktor Orban, ha dejado claro que no se «mezclarán» con ellos y el los otros tres países de Visegrado secundan su sabotaje al sistema de reparto por cuotas. No quieren a ningún refugiado en su territorio. Para superar la falta de solidaridad de algunos países, el galo propuso ayer sancionar de forma ejemplar a quienes se nieguen a colaborar, evocando la suspensión de las ayudas comunitarias: «No podemos tener países que se benefician enormemente de la solidaridad de la UE mientras que reivindican de forma masiva su egoísmo nacional en torno a la migración».