El Gobierno en la sombra de la todopoderosa primera dama de Nicaragua

HÉCTOR ESTEPA BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

INTI OCON | AFP

Rosario Murillo, vicepresidenta y conocida como La Chayo,  es un personaje controvertido, más impopular que su marido, el exguerrillero y presidente Daniel Ortega

30 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada día, como un reloj, a las doce en punto de la tarde, la primera dama y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, da un mensaje de «paz y amor» en los medios oficialistas. La Chayo, como se la conoce en el país centroamericano, es un personaje controvertido, más impopular que su marido, el exguerrillero y presidente Daniel Ortega. «El caso de Rosario es particular. Durante los años ochenta tuvo una participación residual en el Gobierno, por no decir ornamental. Tenía mucho que ver con cuestiones culturales, más que otra cosa, debido a su condición de poetisa», explica Umanzor López, analista político nicaragüense.

Por aquel entonces ya se la comenzó a apodar la Hechicera o la Bruja, no solo por su forma de vestir y los abalorios que suele portar. En los ochenta convocó una convención internacional de brujos y curanderos. Cree en la reencarnación y en el gurú indio Sai Baba, según el diario La Prensa.

En un país de profunda tradición católica, dichas creencias son vistas con desconfianza. Ortega y Murillo se convirtieron, en todo caso, en fervorosos cristianos hace más de una década, casándose y adoptando el lema de «Nicaragua cristiana, socialista, y solidaria», en un movimiento que la oposición ve como electoralista. Murillo no ha logrado quitarse la etiqueta de hechicera de encima, a pesar de ello.

Turbias acusaciones

Pero lo que más le critican muchos nicaragüenses a la vicepresidenta es la postura que adoptó en 1998 cuando su hija, Zoilamérica Narváez, denunció a Ortega, su padrastro, por abuso sexual continuado.

«Murillo apoyó a Daniel e ignoró las acusaciones. Comenzó a hablar de Zoilamérica como si estuviera perturbada. Dijo que tenía muchos intereses y que quería protagonismo. También la vinculó con la derecha», comenta el analista López. Para muchos nicaragüenses esa postura fue imperdonable.

El caso fue finalmente archivado y la versión de Zoilamérica ha ido cambiando a lo largo de los años. «Por presiones políticas», según denuncian tanto el oficialismo como la oposición, unidos en este caso.

Objeto de la ira estudiantil

«Con Ortega presionado por el apoyo que le dio, Murillo empezó a adueñarse de espacios dentro del Frente Sandinista y a desplazar a la vieja guardia, aislando al ahora presidente otransformando el FSLN. Ella es ahora quien coordina y dirige», dice la analista Rezaye Álvarez. La ira de los manifestantes contra el Ejecutivo durante los últimos días de protestas ha recaído también sobre Murillo.

Varios Chayopalos, como se conoce a los árboles de la vida, unos 150 gigantes de metal erigidos en Managua a un coste de unos 30.000 dólares la unidad por encargo de la vicepresidenta, han sido derribados por quienes protestan en las calles.

Quienes apoyan al Gobierno -incluso aunque también entre ellos la figura de Murillo es controvertida- valoran sus esfuerzos por transformar Managua con la firma de importantes obras civiles. Hay quien cree en Nicaragua que es realmente la vicepresidenta quien Gobierna en la sombra.