Heiko Maas, un político reservado al que odia la ultraderecha

m. p. BERLÍN / DPA

INTERNACIONAL

TOBIAS SCHWARZ | afp

De carácter reservado, el nuevo ministro de Exteriores alemán tiene fama de brillar en las negociaciones a puerta cerrada

10 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Como ministro de Justicia en la pasada legislatura, Heiko Maas dio buena cuenta de sus habilidades diplomáticas a la hora de aplacar cismas y buscar soluciones a más de una crisis en la que su formación, el Partido Socialdemócrata (SPD), se vio envuelto con su socio de Gobierno, el bloque conservador de Angela Merkel.

De carácter reservado, este abogado de 51 años tiene fama de brillar en las negociaciones a puerta cerrada más que en sus comparecencias públicas, donde suele adoptar un papel discreto que ahora le sirve para asumir una de las carteras con mayor peso del Ejecutivo de Alemania que, por otro lado, suele ir acompañado de la máxima valoración ciudadana.

Su nombramiento en el 2013 como ministro de Justicia supuso una sorpresa en el país, dado que hasta el momento el socialdemócrata tan solo había desempeñado su carrera política a nivel regional. Por no hablar de sus fracasos, hasta en tres ocasiones, en su intento de convertirse en primer ministro de su natal estado federado del Sarre, en la frontera con Francia.

Leyes de calado social

Maas supo sacarle partido al cargo de ministro y enseguida se hizo un nombre a escala nacional. Bajo su batuta, Alemania aprobó leyes de calado social como la implantación de una cuota femenina en las cúpulas de las empresas. También le puso coto a la desorbitada subida de los alquileres. Uno de sus mayores desafíos lo tuvo que enfrentar a pie de calle y en las redes sociales. Durante meses, se convirtió en el blanco de los ataques de extremistas de derecha, que tanto en actos públicos como a través de Internet le insultaban y amenazaban. Y no era precisamente peccata minuta, ya qu el socialdemócrata llegó a recibir en el buzón de su casa una bala de nueve milímetros.

Separado y padre de dos hijos, el político socialdemócrata mantiene desde el 2016 una relación con Natalia Wörner, una actriz muy conocida en Alemania.