La entrada de la ultraderecha en el Gobierno aleja a Austria de la Unión

Juan Carlos Barrena BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

ALEX HALADA | AFP

Los xenófobos del FPÖ ocuparán las carteras claves de Defensa, Interior y Exteriores

17 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Austria ha visto consumado su bandazo a la derecha populista y su alejamiento de la Unión Europea. Tras solo siete semanas de negociaciones, los líderes del conservador Partido Popular Austríaco (ÖVP) y el xenófobo Partido Liberal Austríaco (FPÖ), Sebastian Kurz y Heinz-Christian Strache, anunciaron ayer la formación de una coalición de Gobierno, en la que los ultranacionalistas ocuparán seis carteras, tres de ellas claves: Exteriores, Interior y Defensa. Aunque renuncian a decidir en un referendo la salida de la UE, sobre la mesa queda la exigencia de que Bruselas dé más margen de maniobra a los Gobiernos.

La coalición no es nueva. Ya hubo una primera versión entre el 2000 y el 2005 de la mano del conservador Wolfgang Schüssel y el ultra Jörg Haider, fallecido en el 2008 en un accidente de automóvil. Sin embargo, si entonces la Unión Europea reaccionó con dureza y sancionó con medidas de aislamiento al Gobierno de Viena, en esta ocasión aceptará el acuerdo, toda vez que hay otros países entre los Veintiocho con ejecutivos aún más ultraconservadores como Polonia y Hungría.

Artífice del acuerdo es Sebastian Kurz, que a sus 31 años se convierte en el más joven jefe de Gobierno europeo, tras conseguir en pocos meses asumir el liderazgo del ÖVP y reventar la tradicional gran coalición de socialdemócratas y conservadores.

Una «Europa fuerte»

«Solo en una Europa fuerte puede darse una Austria fuerte, al encontrarnos en la situación de aprovechar las oportunidades del siglo XXI», dice el preámbulo del acuerdo de coalición, unas palabras que seguramente darán una cierta tranquilidad a Bruselas. Eso si, Kurz y Strache eligieron un lugar de gran simbolismo para anunciar su pacto: la colina a las afueras de Viena en la que en 1683 los Habsburgo derrotaron a los invasores turcos con la ayuda del rey polaco Juan III Sobieski y liberaron a la capital austríaca del asedio otomano. Quizás un indicador de su mayor cercanía a los Gobiernos de Varsovia, Budapest y Praga en materia de inmigración y refugiados, frente a la postura que defienden Alemania y otros países mas liberales de la UE.

El ultranacionalista FPÖ descarta celebrar un referendo sobre la salida de la UE El documento del acuerdo de coalición contempla la elaboración de medidas para detener la inmigración ilegal, acelerar los procedimientos de concesión de asilo y la expulsión de quienes sean rechazados, así como la contratación de 2.100 policías suplementarios. Conservadores y populistas quieren reducir la burocracia, flexibilizar los horarios laborales, reducir las cargas fiscales, potenciar las ayudas a las familias y establecer una pensión mínima de 1.200 euros para quienes hayan trabajado 40 años.

El acuerdo de coalición recibió, sin embargo, críticas desde las propias filas del ÖVP. La hasta ahora ministra de Familia, la independiente Sophie Karmasin, denunció que el FPÖ no ha condenado el antisemitismo o la época nazi. «Son ambientes de los que el FPÖ de vez en cuando trata de distanciarse, pero no con la dureza o la claridad que resulten para mi convincentes», declaró Karmasin. Quien tendrá que tragar ahora sapos y culebras es el presidente federal austríaco, el antiguo líder verde Alexander van der Bellen, que al ser elegido hace un año advirtió de que haría lo imposible para evitar que los populistas llegaran a gobernar. Van der Bellen reconoció ayer a regañadientes que «nada impide» que a comienzos de semana juren sus cargos ante su persona los miembros del nuevo Gobierno austríaco.

El FPÖ, fundado por antiguos nazis, tiene un inédito acuerdo de colaboración con el partido de Vladimir Putin.

Los eurófobos se reúnen en Praga para relanzar su unión de naciones

Líderes de la ultraderecha, entre ellos la francesa Marine Le Pen y el holandés Geert Wilders, celebraron el triunfo de uno de los suyos en Austria durante su reunión ayer en Praga para relanzar su llamada «unión de naciones» que sustituya a la actual UE, a la que acusaron de hacerlo «todo mal». La cita tuvo lugar a iniciativa del rostro nuevo e la extrema derecha europea: el checo de origen japonés Tomio Okamura.

Al Movimiento Europa de las Naciones y de las Libertades pertenecen grupos como el Frente Nacional francés, el FPÖ austríaco, la Liga Norte italiana o el partido del holandés Wilders. En la República Checa, el partido Libertad y Democracia Directa (SPD) fundado por Okamura en el 2015 cosechó un importante éxito en las elecciones de octubre, convirtiéndose en la cuarta fuerza del país con un 10,6 por ciento de los votos.

Hanz-Christian Strache, de maniobras con los neonazis a hombre de Estado

S. STURDEE

Queda lejos la época en que Heinz-Christian Strache vestía ropa militar para participar en maniobras paramilitares con neonazis. A sus 48 años, el nuevo vicecanciller ha abandonado su polémico pasado. Tres décadas después de que la policía alemana lo detuviera en una manifestación de un grupo que imitaba a las juventudes hitlerianas, tiene ahora el aspecto de un hombre de Estado de traje y corbata, y semblante serio.

Falta por ver cómo actuará el hombre que en el 2016 calificó a Angela Merkel de la «mujer más peligrosa de Europa» por su política migratoria, y si podrá conservar el apoyo de su partido.

Cuando este exprotésico dental, criado por su madre en un barrio de clase media-baja de Viena, alcanzó la presidencia del FPÖ, en el 2005 a los 35 años, el partido estaba sumido en el caos tras la marcha de Jörg Haider. Entonces cambió la imagen del partido. En su camino hacia la moderación en las formas, suspendió a los miembros del partido acusados de antisemitismo, como un edil local que saludó al grito de «Heil Hitler» en octubre. Pero su euroescéptico hizo que califica a Bruselas de «monstruo burocrático» y a opinar que el Reino Unido «estará probablemente mejor después del brexit».