El deseo de Evo de ir a la reelección divide a Bolivia

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

DAVID MERCADO | Reuters

Morales intenta lograr un cambio constitucional para poder volver a presentarse

25 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Evo Morales vuelve al ataque. El líder boliviano, en el poder desde 2006, no piensa desistir en su intento por volver a presentarse a unos nuevos comicios, a pesar de que en febrero de 2016 perdió un referendo con el que pretendía aprobar la reelección presidencial por más de dos mandatos.

Su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), interpuso una demanda ante el Tribunal Constitucional para que los magistrados declaren inaplicables varios artículos de la Carta Magna y así lograr su objetivo por vía judicial.

Según la reclamación, el impedimento a reelegirse por más de dos mandatos viola el derecho constitucional de todo ciudadano a ser electo como cargo público, recogido también en el Pacto de San José. Pero la de Evo no es una interpretación legal nueva. Daniel Ortega, en Nicaragua, ya ha conseguido reelegirse en dos ocasiones tras un movimiento parecido en los juzgados. Lo mismo intenta Juan Orlando Hernández en Honduras de cara a los comicios de finales de noviembre.

Morales gobernaría hasta 2025 si el TC aprueba la demanda y el líder indígena se impone en las urnas en el 2019. «La democracia boliviana está en peligro», comenta el analista político Carlos Valverde Bravo. «Estaríamos ante un golpe constitucional. En su proyecto personal de reproducción de poder, el presidente demuestra una profunda falta de respeto a la voluntad de la gente», abunda el experto.

El líder boliviano no consiguió su objetivo en el plebiscito del 2016 por tan solo dos puntos. Sus seguidores se sienten legitimados para seguir intentando la reelección al considerar que dicho proceso electoral fue objeto de guerra sucia. A Morales se le atribuyó, tan solo unos días antes de los comicios, la paternidad de un hijo ilegítimo, que se suponía intentó ocultar. La historia fue declarada falsa en los tribunales.

No fue el primer intento del presidente para asegurarse la reelección indefinida. Ya lo intentó en la negociación de la Constitución del 2009, pero decidió suscribir el límite de dos mandatos para contar con el respaldo opositor al texto.

El TC -que la oposición considera influenciado por el Gobierno- ya ha hecho público que fallará antes de la renovación de la sala, el próximo mes de diciembre. La magistrada Mirtha Camacho ha pedido a oficialismo y oposición que «tengan paciencia y no inciten al pueblo a levantarse», ante las nutridas manifestaciones a favor y en contra de la reelección que están teniendo lugar estos días.

«El Constitucional está acusado con 63 demandas por errores en el ejercicio de su mandato. Los que denuncian son quienes ahora les piden a los jueces que declaren inconstitucionales los artículos de la Carta Magna. Me temo que los magistrados son capaces de aceptar lo que le pide el oficialismo, para de esa manera librarse de los procesos», cree Valverde.

Morales parece estar apostándolo todo a la reelección. Sigue liderando la preferencia electoral, con un 37 %, a una buena distancia del segundo en liza, Carlos Mesa, que cuenta con un 20 % de los apoyos.

Jefatura indiscutible

Su jefatura es indiscutible en su partido. El MAS no ha llevado a cabo estrategia alguna para promocionar a otro candidato. «La dinámica del poder del oficialismo fue de centralización. Construyeron un liderazgo único y sin recambio. Lejos quedó la imagen de un partido-movimiento o de un poder más distribuido que recuperase las formas comunitarias indígenas», comenta el analista Salvador Schavelznon.

La izquierda boliviana podría haberse puesto a la defensiva tras examinar las experiencias de otros países: «Los antecedentes de Dilma Rousseff, como sucesora de Lula en Brasil, y Maduro, como sucesor de Chávez en Venezuela, no son muy inspiradores desde el punto de vista de garantizar la fortaleza política de un proyecto de Gobierno», reflexiona Schavelznon.