Benoît Hamon: El cartel del perdedor

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN /LA VOZ

INTERNACIONAL

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El socialista es el candidato de la Francia «social, ecologista, europea y abierta», pero tiene todas las papeletas de acabar vapuleado en las urnas

23 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el candidato de la Francia «social, ecologista, europea y abierta». El único socialista de verdad dispuesto a devolver la ilusión al electorado de izquierdas decepcionado con los cinco años de François Hollande. Pero, si los sondeos no se equivocan, Benoît Hamon tiene todas la papeletas para engrosar la lista de líderes socialdemócratas europeos vapuleados por las urnas.

Marginado por el aparato del partido y empequeñecido por el empuje de Jean-Luc Mélenchon y Emmanuel Macron, este político de 49 años de edad y originario del Finisterre bretón lleva colgado el cartel de gran perdedor de las presidenciales francesas. Solo ha logrado ilusionar al 10 % de electorado con su programa izquierdista: introducir una renta básica universal (750 euros al mes), legalizar el cannabis y cobrar impuestos a los robots. Sus detractores lo consideran un derrochador y un rey de la utopía. Él se considera el candidato de los bobos, jóvenes burgueses y bohemios.

Hijo de una secretaria y de un ingeniero de un astillero militar, Hamon se adentró en el PS con tan solo 19 años de edad tras forjarse en las luchas estudiantiles. Su primer cargo fue el de asistente parlamentario, recién salido de la Facultad de Historia de la Universidad de Bretaña. Inició así una carrera en las filas socialistas hasta sus actuales 49 años, en la que ha sido asesor, diputado, eurodiputado y portavoz. Fue ministro de Finanzas con Jean-Marc Ayrault y de Educación con Manuel Valls, aunque solo cuatro meses. Este se deshizo de él y de otros ministros del ala izquierdista del PS por sus públicas críticas a la deriva del Gobierno hacia la austeridad..

Valls se veía ya candidato al Elíseo hasta que Hamon se cruzó en su camino en la primarias socialistas. Su elección fue una sorpresa, como lo fue la de François Fillon en el bando conservador. Candidatos de los dos grandes partidos de Francia que parecen abocados a seguir la misma suerte. El ex primer ministro sirvió fría su venganza al dar la espalda al candidato socialista oficial y apostar por Macron, algo que dejó al PS partido en dos bandos irreconciliables.

Su caudal de electores de izquierda era su principal activo, pero este se fue al garete con la fuerte irrupción de Mélenchon. Ahora solo le queda agarrarse a un lema de su admirado Mohamed Alí que ha hecho suyo: «Lo imposible es temporal».