Bruselas no tiene plan B ante una victoria ultra

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

MICHAEL REYNOLDS | EFE

La Unión Europea apenas podría sostenerse sin uno de sus pilares fundacionales y sin el principal contrapeso a Berlín en el Viejo Continente

22 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Hay vida después de Marine Le Pen? La Unión Europea aguanta la respiración en víspera de las elecciones presidenciales de Francia. Los sondeos y la expectativa de una alta abstención dejan margen suficiente para la sorpresa en la segunda vuelta, es decir, una victoria del ultraderechista Frente Nacional. Su líder tiene claro que, de hacerse con el Elíseo, convocará un referendo para abandonar la UE.

Es el peor de los escenarios que maneja Bruselas. Tras el triunfo del brexit y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, nadie en la capital europea quiere un nuevo seísmo y menos con sello francés. La razón es simple y clara: la Unión Europea apenas podría sostenerse sin uno de sus pilares fundacionales y sin el principal contrapeso a Berlín en el Viejo Continente. 

A pesar de la inquietud de analistas y expertos, la Comisión Europea mantiene los ojos tapados y se encomienda a la buena voluntad de los franceses. Su portavoz, Mina Andreeva, aseguró ayer que «no hay razones para hacer planes de contingencia» y reiteró el mensaje del presidente de la institución, Jean Claude Juncker: «Incluso si Marine Le Pen ganase las elecciones, no sería el final del proyecto europeo».

Una postura que por sí misma puede funcionar como escudo con el que blindarse ante la posibilidad de que se cumpla el peor de los pronósticos. No está claro que la voluntad de seguir adelante de la Unión Europea pueda imponerse a la realidad de que la segunda potencia europea abandone el barco. «Nos encontraríamos en una situación muy difícil de manejar, pero habría que intentar seguir hacia adelante», asegura una fuente de la institución que prefiere pensar que la eurófoba acabará siendo derrotada. Francia no es Reino Unido.

El desafío es mucho mayor si se tiene en cuenta que los galos comparten el euro. Le Pen se mostró dispuesta a romper la moneda única y recuperar el franco. Los expertos creen que esa maniobra no solo sería «desastrosa» para Francia sino para el conjunto de la eurozona en la que será difícil frenar el contagio.

Altos cargos de la Unión también hacen referencia al problema fronterizo que puede surgir, la pérdida de peso económica, política y geoestratégica del club comunitario. Otras voces se adentran en el terreno más filosófico y se preguntan si se puede hablar de una UE sin la huella de Francia, país que ha ayudado a moldear la Europa contemporánea.