Argentina pierde la paciencia con Macri

marcela valente BUENOS AIRES / COLPISA

INTERNACIONAL

JUAN MABROMATA | afp

Los sindicatos logran paralizar el país en su primera huelga general a su Gobierno. En pleno paro, el presidente inauguró el Foro Económico Mundial

07 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los argentinos respaldaron ayer en masa la primera huelga general convocada por todos los sindicatos contra el Gobierno de Mauricio Macri. «Ha sido un paro contundente», valoró la jornada Rodolfo Daer, uno de los tres secretarios generales de la Confederación General del Trabajo (CGT), la central más importante del país. El dirigente agradeció también el cierre de comercios, industrias y pequeñas empresas, que, según señaló, han sido «vulnerados por la política económica del Ejecutivo».

La protesta denunció la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, el aumento de las importaciones y el incremento de suspensiones y despidos. Por ello, recibió el apoyo pleno del otro colectivo sindical, la Central de Trabajadores Argentinos, y la adhesión de los partidos de izquierda. El total respaldo de los gremios del transporte (ómnibus, trenes, metro, barcos y aviones) paralizó las ciudades y sus alrededores. Además, los piquetes interrumpieron el tránsito de vehículos particulares en los accesos a Buenos Aires por autopistas. En uno de los cortes, no avalados por las centrales sindicales, las fuerzas de seguridad dispersaron a manifestantes con gas pimienta y vehículos con cañones de agua, registrándose cuatro heridos y seis detenidos.

El éxito anunciado por los sindicatos fue negado de inmediato por Macri, que participó en la inauguración del Foro Económico Mundial de Davos para América Latina, que se celebra en la capital. Al comenzar su intervención dijo: «Qué bueno que estamos todos acá trabajando». Esa frase irónica fue la única alusión que realizó a la huelga, que también paró los centros educativos.

A pesar de que en 2016 la actividad económica retrocedió 2,3% y que los últimos datos de este año, que datan de febrero, la industria y la construcción seguían ofreciendo datos negativos, Macri mantiene que «no hay plan B. Sé que el bajo crecimiento está afectando a ciertos sectores, aunque no a la totalidad», manifestó esta semana. «Este es un proceso virtuoso, pero no es magia», explicó.

A regañadientes

La protesta se realizó casi un mes después de una masiva manifestación convocada por la CGT. En ella, los participantes pidieron a gritos a los dirigentes sindicales que pusieran fecha a una huelga general. A regañadientes, la central, que durante 2016 había mantenido una buena relación con el Gobierno, convocó el paro. Los sindicalistas recordaron ayer que el equipo de Macri pronosticó una inflación del 21 % para el anterior ejercicio, que finalmente terminó en el 40 % y aumentos salariales muy bajos. Evocaron también la sanción de una ley anti despidos que fue vetada por Macri y los reiterados acuerdos con empresarios para evitar reducciones de plantilla que, sin embargo, no fueron respetados. Por todo ello, exigieron una negociación sobre los salarios, un aumento de los planes de emergencia destinados a los jubilados, una solución al prolongado conflicto con los docentes que ya llevan más de un año en huelga, así como la protección de las pequeñas industrias, ahogadas por la caída del consumo.