El sheriff de la brigada moral islámica

S. Daniel BAMAKO / AFP

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El tuareg maliense Ahmad al Faqi al Mahdi encarna el nuevo orden yihadista impuesto en el norte de Mali en el 2012

23 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dedicado desde muy pequeño al estudio del Corán, el tuareg maliense Ahmad al Faqi al Mahdi encarna el nuevo orden yihadista impuesto en el norte de Mali en el 2012. Nacido hace unos 40 años en la tribu de los Kel Ansar, fue el cerebro de la destrucción de los mausoleos.

«Entre los 82 alumnos de la madraza [escuela coránica], Ahmad era de lejos el que tenía la memoria más fantástica. Tenía todo el Corán en su cabeza» recuerda Hadj Mohamed Coulibaly, su maestro en los años ochenta. Diplomado por el Instituto de Formación de Maestros y exfuncionario de Educación, y vivió temporadas en Libia y Arabia Saudí. Cuando los yihadistas entraron en Tombuctú en abril del 2012 era el «encargado de asuntos religiosos» en la representación local de la Asociación de jóvenes musulmanes de Mali. Como tal, era el «guardián del templo», intransigente y defensor a ultranza de la sharia.

Tras contactar con los nuevos gobernantes de Tombuctú se convirtió en el jefe de la hisbah, la brigada moral islámica. «Utilizaba el palo y la zanahoria. Podía cerrar brutalmente tiendas para obligar a la gente a ir a la mezquita», afirma un religioso que prefiere no dar su nombre. No dudó, según testigos, en azotar con sus propias manos a mujeres que consideraba «impuras». En cambio, solía reunir a fumadores para convencerlos de que renunciaran a su adicción, en lugar de flagelarlos. Era como el «sheriff de la ciudad», según un responsable local. Se creía el «jefe de los imanes» de Tombuctú, añade.

En el 2012, el acusado confesó a un periodista de AFP, al que recibió brevemente, que su papel era «justificar todas las decisiones de la sharia» y consideró «normal cortar la mano de un ladrón». «El profeta dice que hay que romper los mausoleos porque todos los hombres son iguales y, en consecuencia, en un cementerio, una tumba no debe estar más elevada que otra», aseguró entonces, rodeado de combatientes armados hasta los dientes.