Alto voltaje entre Renzi y la canciller

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

JOHN MACDOUGALL | afp

El italiano aprovecha el momento excepcional que vive la UE para evitar las exigencias económicas y Merkel le lee la cartilla

30 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La canciller alemana, Angela Merkel y el primer ministro italiano, Matteo Renzi protagonizaron el momento de mayor voltaje que se vivió en la cumbre europea.

La crisis del brexit ha extendido una cortina de humo perfecta para ocultar los graves problemas que atraviesa el sector bancario italiano. Renzi necesita inyectar 40.000 millones de euros a sus entidades y quiere aprovechar el momento excepcional que vive la UE para evitar que se le impongan las mismas exigencias que en su momento tuvo que digerir España. En una palabra, Renzi quiere flexibilidad y vista gorda para rescatar a los bancos por la puerta de atrás.

La maniobra no pasó desapercibida para Merkel quien ayer le leyó la cartilla a Italia al recordarle que tiene que cumplir las normas y no puede pedir cambios cada dos años. La llamada de atención no sentó nada bien al socio más insubordinado de la UE. En rueda de prensa, Renzi pasó al contraataque sacando a relucir los trapos sucios de Berlín: «La última vez que las reglas se cambiaron fue en el 2003 para permitir que Alemania y Francia pudiesen exceder el límite del 3% del déficit. El Gobierno italiano, dirigido entonces por Silvio Berlusconi, estuvo de acuerdo en cambiarlas para hacer un favor a estos países», le reprochó. 

Merkel y otros halcones del euro están especialmente irritados con la actitud de Renzi, cuya cruzada contra la ortodoxia del Pacto de Estabilidad puede beneficiar a países como España y Portugal, a los que Alemania acusó ayer durante la cumbre de no cumplir las reglas. El debate va más allá de la posibilidad de que finalmente se sancionen a ambos países por no corregir el déficit. La crisis del brexit también ha abierto la puerta a la reflexión sobre la necesidad de una mayor o menor integración y Alemania dejó claro ayer que no se comprometerá a avanzar en una mayor integración con los países del sur sin el cumplimiento estricto de las normas. Italia, Grecia, Portugal y España ven el espejo por el otro lado. No se podrá superar la fragmentación política y económica en la UE hasta que no se avance hacia una arquitectura más eficiente del euro.