Nueva amenaza, el estado de conmoción interna

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

MIGUEL GUTIERREZ | EFE

Al ritmo que evoluciona el proceso, cada vez son más los que opinan que Maduro pretende conducir al país hacia una dictadura con apariencias de legalidad

21 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace menos de una semana que decretó el estado de excepción y prorrogó el de emergencia económica en todo el país y ya está amenazando con dar un paso más: decretar el estado de conmoción interna, que es un tercer nivel del estado de excepción.

Al ritmo que evoluciona el proceso, cada vez son más los que opinan que Maduro pretende conducir al país hacia una dictadura con apariencias de legalidad. Su apuesta es por la radicalización. La gran incógnita siguen siendo los militares.

Los decretos ya dictados que acaba de convalidar su Tribunal Supremo de Justicia violan, según el constitucionalista José Vicente Haro, 30 artículos de la Carta Magna, pero le permiten «dictar medidas y ejecutar planes especiales de seguridad pública que garanticen el sostenimiento del orden público ante acciones desestabilizadoras». Y por si eso no fuera suficiente, «atribuir funciones de vigilancia» a los comités locales de abastecimiento, los consejos comunales, las fuerzas armadas y la policía.

Decretar el estado de conmoción interna durante 90 días, según Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad y la Defensa, sería «la aplicación del derecho de la guerra en el país», lo que, a su juicio, supone la «formalización de una dictadura de nuevo cuño con apariencias de legalidad».

Más solo cada vez

Pero el contexto cada día le resulta menos propicio. Ya no puede contar con el respaldo de los nuevos mandatarios de Argentina y Brasil; el de Nicaragua ya no le vende si no cobra por adelantado, Mujica no se corta un pelo a la hora de decir de él que «está como una cabra» y los Castro desde La Habana siguen templando gaitas, al menos mientras les llegue el petróleo gratis.

No menos relevante es el anuncio de la suspensión del canciller del Vaticano de su visita a Caracas. De la que acaba de efectuar Zapatero no se espera gran cosa. Mientras tanto, la Organización de Estados Americanos cada día está más cerca de activar la llamada carta democrática que sería algo sí como el acta de defunción del régimen de Maduro.