Atentado de París: Gallegos en medio del espanto

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La boirense Rebeca Mariño, entrenadora de Taekwondo
La boirense Rebeca Mariño, entrenadora de Taekwondo

Los residentes en París y los que estaban allí como turistas todavía están en estado de «shock» tras la matanza

15 nov 2015 . Actualizado a las 14:05 h.

En estado de «shock» tras la matanza. Los gallegos residentes en París y los que estaban allí como turistas se vieron envueltos en el horror de los atentados vividos este viernes. Todos relatan cómo las personas corrían por las calles, se escondían en sus casas y apagaban la luz, mientras encendían la televisión para saber lo que estaba ocurriendo. Desde un primer momento entendieron que se trataba de terrorismo yihadista. Ayer se levantaron conmocionados e intentando entender los porqués de la barbarie. 

«El ambiente era desolador»

Rebeca Mariño, entrenadora de taekwondo (Boiro)

Rebeca Mariño, bicampeona de España de Taekwondo, es de Boiro, aunque actualmente vive en Palma de Mallorca, donde trabaja como seleccionadora del equipo de esa comunidad. El viernes llegó a París porque este fin de semana se disputa el Open de Francia de Taekwondo, en donde se dieron cita los mejores del mundo, entre ellos algunos de sus alumnos, que compitieron en la prueba.

Por suerte, en el momento de los atentados se encontraba en su hotel. «Nosotros estamos alojados en la zona sur de París -explicaba ayer- e, inicialmente, no nos enteramos de mucho. Pero según avanzaba la noche sí que empezó a notarse un trajín de sirenas y después helicópteros sobrevolando París. Impactaba, sobre todo, ver la cantidad de ambulancias que iban de un lado a otro de la ciudad. Por la mañana, el ambiente era desolador. Se percibía la tristeza en las calles. Había poca gente paseando. Nos acercamos hasta la zona centro y la mayor parte de las tiendas y centros comerciales estaban cerrados. A pesar de ser un sábado, el centro de París se veía todo apagado». La seleccionadora espera poder regresar mañana a España. «Tenemos vuelo de regreso el lunes y nadie nos ha informado de que vaya a cambiar la cosa», asegura Mariño.

«Estábamos en la calle y no teníamos dónde refugiarnos»

Carolina Basanta, «Au pair» (Lugo)

El 14 de noviembre ya nunca se le olvidará a Carolina Basanta. Esta joven de 22 años de Lugo estaba tomando algo con sus amigas, que también trabajan de au pairs (cuidadoras de niños) a cinco minutos de la zona de los atentados. «De repente nos empezaron a llegar watsapps de nuestros padres y todo el mundo empezó a recibir noticias en sus teléfonos. A la gente le cambiaba la cara». Intentaron regresar a casa rápidamente, pero se vieron atrapadas. «El metro estaba cerrado -cuenta- empezamos a caminar pero la gente venía corriendo, histérica, y nos pusimos nerviosas y empezamos a correr también». Fueron a refugiarse al Ayuntamiento, pero estaba cerrado y allí no había nadie. «Los taxis eran gratis -recuerda-, pero pasaban todos llenos. Entonces intentamos pedir ayuda en un restaurante que encontramos abierto. Entramos. y había gente en la barra, pero nos echaron de allí».

Carolina reconoce que lo pasó muy mal, aunque aguantó y mantuvo el tipo porque alguna de sus amigas, más joven que ella, estaba bastante nerviosa. De repente encontraron un portal abierto, y se colaron dentro. «Le pedimos a un señor mayor que estaba detrás de la puerta de seguridad que nos dejara pasar, pero se negó».

Aún así, asegura, a través de Facebook mucha gente les ofrecía refugio, y aguantaron en el portal dos horas y media, hasta que les vinieron a buscar.

El susto fue grande, pero esta joven lucense asegura que no se plantea regresar a España. «De todo se aprende», asegura, y «lo que tenga que pasar, pasará».

«Los musulmanes no tienen que ver con los locos del atentado»

Pablo Suárez (Vigo)

Pablo Suárez Gauthier es de Vigo, tiene 36 años y lleva 10 trabajando en París. Pese a lo sucedido, no tiene miedo. «Hay que tirar para adelante», reflexiona. Al tiempo que recuerda a las personas muertas, piensa que los musulmanes estarán entre los que sufrirán más. «Ellos -dice- no tienen nada que ver con los locos terroristas. Los grupos de la extrema derecha querrán sacar tajada». Sabe de lo que habla. Trabaja en el departamento financiero de una empresa gala donde se mimetiza el mestizaje existente en el país.

«Esto parecía un día de invierno en Monforte»

Pedro Rodríguez (Monforte)

Pedro Rodríguez y su mujer, Verónica, se las prometían felices antes de aterrizar en París, poco antes de las diez de la noche del viernes. El programa estaba definido desde su salida de Monforte. La agenda del sábado incluía la visita al Louvre, que tendrá que quedar para mejor ocasión. «Ahora se empieza a ver algo de gente, pero hubo momentos en que esto parecía un día de invierno en Monforte», dice Pedro, al otro lado del teléfono. El bodeguero participa en la muestra de vinos Singuliers, programada para mañana en pleno centro. Son las cinco y media de la tarde del día después del salvaje atentado. Camina con su mujer por el barrio de Montmartre, entre militares fuertemente armados que clavan la mirada en las mochilas de los turistas.

«No parábamos de escuchar ambulancias. Fue horrible»

Tamara Fernández (Vigo)

Tamara Fernández aprovechó el viernes para pasear junto a sus amigas por París durante sus vacaciones en Francia. Tras visitar la Torre Eiffel se encontraron «con miles de whatsapp preguntándonos si estábamos bien», recuerda. Decidieron buscar en la tele y en Internet qué estaba pasando y se enteraron de la bomba que había estallado en las inmediaciones del campo de fútbol. «Es una sensación horrible, aquí no se dejaban de escuchar ambulancias», relata. Ayer llamaron a la embajada de España para saber si podrían volver. «Nos dijeron que los aviones están operando con retraso, pero que vayamos con más antelación porque hay controles estrictos».

«Fuimos a dejar flores. Fue muy emotivo, triste, pero bonito»

Alejandra Pumar (Santiago)

Alejandra Pumar ya había llegado a su casa el viernes cuando se produjeron los atentados. «Vivo relativamente cerca de donde pasó todo -explica- un sitio por donde sale mucha gente joven. Nosotros estamos allí todos los días». Ahora ella y su novio están conmocionados. Reconoce haber sentido miedo, pero aún así ayer se acercó a dejar flores en uno de los fatídicos puntos. «Fue muy emotivo -cuenta- había gente dejando velas y flores. Yo tenía miedo, pero ha sido muy triste y también bonito, a la vez. Me siento mejor ahora».

«O único que se respira é silencio»

Bautista Alborés (Camariñas)

Este arquitecto de Camariñas llegó el viernes a París para pasar unos días. Estaba cenando cerca de la torre Eiffel, viendo el partido de fútbol, «cando nos enteramos. A xente empezou a sorprenderse e a comentar, e nós terminamos e marchamos para o hotel, que está na mesma rúa». Bautista asegura que «o ambiente que se respira é de auténtico silencio. Tremendo». Ayer se quedaron en el hotel, como recomendaban las fuerzas de seguridad. «Algunhas liñas do metro están pechadas, os museos tamén... só nos podemos comunicar mentres teñamos wifi».