Yemen se hunde en la guerra sectaria

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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Aviones de Arabia Saudí bombardearon esta madrugada las posiciones de los milicianos hutíes, que han obligado a huir al presidente 

26 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Aviones de las Fuerzas Aéreas saudíes bombardeado en la madrugada de hoy las posiciones de los rebeldes chiíes hutiés en Yemen, al hilo de la decisión de los países del Golfo de «repeler la agresión» y responder a la petición del presidente yemení, Abdo Rabbu Mansur Hadi, de una intervención militar para evitar el avance de los milicianos.

En su comunicado conjunto, recogido por la cadena de televisión emiratí Al Arabiya, los gobiernos de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Qatar y Kuwait expresaron su «decisión de repeler a las milicias hutíes, Al Qaeda y el Estado Islámico en el país». Asimismo, han advertido de que el «golpe de Estado» de los hutiés en Yemen representa «una gran amenaza para la estabilidad de la región», acusando a la milicia de llevar a cabo maniobras militares con «armamento pesado» cerca de la frontera con Arabia Saudí. 

Durante la tarde, las fuerzas del movimiento chií de los hutíes, con el respaldo de unidades del Ejército leales a Alí Abdalá Saleh ?el presidente derrocado por la Primavera Árabe, pero que sigue en el país?, prosiguieron su avance hacia el puerto de Adén, donde se refugiaba desde hace un mes el presidente Abdo Rabu Mansur Hadi. 

Por la mañana los rebeldes  habían llegado hasta la base aérea de Al Anad, de la que se retiraron la semana pasada el centenar de militares de las fuerzas especiales de EE.UU. desplegadas para combatir a Al Qaida. Por la tarde, fuerzas leales a Saleh tomaron el aeropuerto de Adén, mientras varios cazas bombardeaban el palacio donde Hadi estableció la sede de la presidencia después de huir de la capital tras la toma del poder por la insurgencia.

Se desconoce el destino del presidente Hadi. Washington confirmó que ha abandonado el palacio presidencial de Adén, pero no informó sobre su paradero. Horas antes, los hutíes alertaron de que el dirigente podría escapar del país por vía aérea o terrestre y ofrecieron una recompensa de 20 millones de riales (84.800 euros) a quien lo capture o aporte información sobre su paradero. También informaron de la captura del ministro de Defensa, Mahmud al Subaihi.

El ministro de Exteriores exigió una intervención militar árabe «urgente» para frenar la ofensiva  hutí. Demanda que el presidente yenmení hizo ante la ONU.

El ruido de sables podría llevar al país más pobre de la península Arábiga a convertirse en un nuevo campo de batalla entre suníes y chiíes en Oriente Medio. Se avecina una «iraquización», advierte el Soufan Group, un centro estadounidense que asesora en temas de seguridad al país.  Los analistas consideran que al igual que sucedió en Irak en el 2009, en Yemen se da una peligrosa mezcla de fracaso gubernamental, grupos terroristas que ganan fuerza y conflictos tribales que se arrastran desde hace tiempo. 

La crisis obliga a la Administración Obama a redefinir su estrategia frente a Al Qaida en la Península Arábiga, que puede aprovechar el caos para reforzarse. El Estado Islámico ya hizo acto de presencia con el brutal atentado contra mezquitas chiíes del pasado viernes que dejó 150 muertos.