Tsipras lleva a la izquierda radical al poder por primera vez en la UE

Mariluz Ferreiro ATENAS / ENVIADA ESPECIAL

INTERNACIONAL

Atlas

Syriza logra 149 escaños (dos por debajo de la mayoría absoluta), debacle de Nueva Democracia, hundimiento del Pasok, los neonazis se convierten en tercera fuerza, To Potami entra en el Parlamento y Papandreu se queda fuera

27 ene 2015 . Actualizado a las 04:46 h.

Syriza rompe la baraja. Será el primer partido contrario a la austeridad que gobierna un país europeo. El primer Ejecutivo de la izquierda radical en la UE. La primera formación que rompe el bipartidismo heleno en cuarenta años. Grecia, cansada de soportar recortes que tocan hueso, la gran deudora del continente, decide convertirse en acreedora y pasarle factura a aquellos que consideraba que todavía no habían pagado por la crisis: los políticos. Syriza dinamita la política griega y el temblor de la explosión alcanza a toda Europa en un año que es todo un parque de atracciones electoral: Grecia, Reino Unido, Portugal, España... Porque este terremoto político lo ha originado un país que supone solo el 2 % de la economía europea, el equivalente a Cataluña. «Grecia deja atrás cinco años de humillación. Nuestro pueblo es una muestra de una Europa que cambia», clamó Alexis Tsipras ante una multitud entregada. «El veredicto de los griegos cancela todos los programas de austeridad», aseguró. Llegará la hora de la real politik. Bruselas tendrá que hablar con Tsipras. Y Tsipras tendrá que hablar con Bruselas. Real politik, que dirían los alemanes. Posiblemente se suavice la aversión de Jean-Claude Juncker a las caras nuevas y se queden en el tintero parte de las propuestas de Syriza. Pero la real politik no borra el mensaje emitido desde los intervenidos. Bruselas y Berlín, dedicados a cortejar a los políticos, quizás se olvidaron de los ciudadanos. Ni la inyección de liquidez de Mario Draghi ni los brotes verdes de Antonis Samaras han logrado cambiar la tendencia. Nueva Democracia pierde el Ejecutivo pero mantiene su estimable suelo electoral. Lo recordó su candidato, que insistió en que espera que se mantengan sus logros, «dejar un país que está saliendo de la crisis y que es miembro de la Unión Europea y de la zona euro». El Pasok, sin embargo ha sido canibalizado, reducido a cenizas por Syriza, guardado en el cajón de los partidos pequeños tras haber sufrido peores resultados de su historia. Su candidato, Evángelos Venizelos, recordó que «la actual situación griega necesita de mayorías más amplias» y criticó a Yorgos Papandreu por dividir a los socialistas «a su antojo» creando un nuevo partido para estas elecciones. Venizelos ha acabado vagando por tierra de nadie. Los socialistas no simbolizaban la estabilidad ni estaban realmente legitimados para presentarse como la alternativa de cambio. Un aviso a esos navegantes de partidos tradicionales. Syriza, al borde de la mayoría absoluta Syriza obtuvo 149 escaños (en Grecia la primera fuerza siempre recibe 50 escaños extra), quedándose a solo dos diputados de lograr la mayoría absoluta. Los conservadores de Nueva Democracia, el partido del hasta ahora primer ministro Andonis Samarás, lograron 76 escaños. El tercer lugar lo ocupan los neonazis de Amanecer Dorado, con 17 escaños, los mismos que consiguieron los centristas del nuevo partido To Potami (El Río). A continuación se sitúan los comunistas del KKE, con 15 escaños y el hasta ahora cogubernamental Pasok (socialdemócratas), del viceprimer ministro Evángelos Venizelos, con 13 escaños. En la cola de partidos está la formación Griegos Independientes, derecha nacionalista, con 13 escaños. Fuera del Parlamento se queda el partido del exlíder de Pasok y antiguo primer ministro Yorgos Papandreu. No alcanzó la barrera del 3 % de los votos para poder conseguir representación. La amenaza neonazi persiste El aviso que persiste es el de Amanecer Dorado. Los neonazis, a pesar de tener a su cúpula encarcelada y de tener una trayectoria manchada de sangre, son la tercera fuerza en Grecia. Sobrecoge ver una papeleta con una cruz gamada en los colegios electorales. Esta luz de alarma se hace más evidente en una Europa que intenta sofocar a la vez a los islamistas radicales y a la ultraderecha xenófoba. Ahí están el movimiento Pegida y los apoyos electorales de Marine Le Pen. To Potami, el partido centrista creado hace menos de un año también confirma que los resultados que cosechó en las elecciones europeas, su primera cita electoral, no fueron un arrebato puntual de los votantes. Este partido se presentaba como posible bisagra. Pero, con su triunfo aplastante, Grecia está en manos de Syriza. El tiempo demostrará si su propuesta de reestructurar la deuda y de abandonar la política de recortes se topara con un muro o un escalón. Y está por ver si a partir de ahora el país será el talón de Aquiles, la espada de Damocles o la ira de Zeus en Europa.