¿Quién engarzará el rubí de Asia?

Carmo López REDACCIÓN /LA VOZ

INTERNACIONAL

MINZAYAR

China, la India y EE.UU. mueven ficha ante un hipotético cambio en el poder de Birmania en el 2015

02 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Hay que olvidarse del plástico: ninguno de los pocos cajeros de Myanmar acepta tarjetas extranjeras (...) Lo mejor es olvidar el móvil -no funcionan- e Internet -lo hay en algunos locales, pero es muy lento-». El fragmento es de una guía de Birmania con datos de julio del 2012. Únicamente quince meses después, en el ocaso del 2013, ya no había ningún problema para retirar dinero en Rangún, Mandalay, Bagan o el lago Inle. Y muchos hoteles disponían de red wifi con la que conectarse para ver el correo electrónico o enviar un whatsapp. Lo único que no había mudado es su celo exagerado en comprobar que los billetes de dólar para cambiar por kyats estén perfectos.

La anécdota no es solo eso. Es uno de los hilos que tejen el velo de cambio que intenta extender el responsable del Gobierno por el Partido de la Unión Solidaridad y Desarrollo (USDP), el exgeneral Thein Sein, y que ha logrado relajar ligeramente el celo internacional sobre ese estratégico estado del sudeste de Asia. Un histórico viaje hace unos meses a Estados Unidos, la liberación el mes pasado de todos los presos políticos, la relativa apertura del país a los turistas extranjeros... son algunas de las puntadas con hilo que ha dado. «Los birmanos están reequilibrando sus posiciones, lo que están haciendo es jugar diferentes bazas. No son solo peones con los que juegan las potencias de alrededor como China o la India, son actores», explica el investigador principal de Asia Pacífico del Instituto Elcano, Mario Esteban.

Pero en el día a día de la población todavía pesan los 47 años de férreo control de la Junta Militar. Únicamente en la intimidad y después de varios días de charlas algunos osan hablar de política o de como el Ejército todavía pasa a cobrar una mordida por los hoteles particulares (la mayor parte son del Gobierno). O pagas o echas el cerrojo.

Por eso, lo que realmente le permitiría hilvanar el proceso de cambio a los ojos del mundo es la reforma de la Constitución. Un giro que permitiría a la líder de la Liga Nacional para la Democracia, Aung San Suu Kyi, presentarse como candidata a la presidencia del país, algo que ahora no puede hacer porque sus hijos tienen nacionalidad inglesa. La Carta Magna, aprobada en el 2008 en un referendo manipulado a ojos de la mayor parte de la comunidad internacional, prohíbe optar al cargo a cualquiera que tenga familiares extranjeros. «Los militares -explica el experto en Birmania y profesor de la Universidad de Georgetown David I. Steinberg- elaboraron una Constitución para, indirectamente, continuar con el control». Y advierte de que «su modificación no es nada fácil, porque requiere la aprobación del 75 % del Parlamento -por lo tanto de militares- además de un referendo nacional». Y es que dicta, entre otras cosas, que el 25 % de los escaños del Parlamento deben estar reservados para el Ejército.

Con todo, el exgeneral ha dicho ser favorable al cambio. Eso aportaría credibilidad al Gobierno y favorecería el verdadero cambio hacia la democracia, algo que no lograron en el anterior encuentro electoral celebrado en el 2010, calificado en su día por el propio Obama como «ni libre, ni justo». El giro hacia la democracia vendría bien a la India para ganar influencia en la zona frente a los chinos, a los que ven como una constante amenaza desde su derrota en la guerra de 1962. De hecho, mantienen varios conflictos fronterizos abiertos.

China quiere estar lista

Los movimientos que está dando el Partido Comunista chino, aliado histórico de la Junta Militar, llevan a pensar que la reforma podría ser una realidad, no un mero maquillaje. La invitación no oficial formulada a Suu Kyi para que viaje a China, aunque rechazada, es una prueba de que quieren mover ficha para no perder su influencia en la región en el hipotético caso de que el Gobierno dé un giro. «Parece que en la sombra está habiendo un acercamiento entre el PCCh y la oposición birmana de cara a ese escenario poselectoral», indica Mario Esteban.

¿Por qué China no se puede permitir perder la fuerza que tiene en Birmania? Para los chinos -explica Steinberg- ese Estado, además de mantener la paz en sus fronteras, garantizar un apoyo en la ONU o darles una oportunidad de negocio, resulta geoestratégico porque los abastece de petróleo y gas a través de sus conductos, liberando el cuello de botella del estrecho de Malaca.

En ese contexto Estados Unidos quiere poner también su pica en Birmania. Y mientras tejen en ese gran cambio, en las calles del país hay los que sueñan con reunir bastante dinero para comprar un coche para ganarse la vida paseando a turistas.

Birmania camino hacia la democracia