Paul Ryan, el hombre que duerme en su despacho

La Voz

INTERNACIONAL

JASON REED

Otra vez más, el candidato principal es más moderado que su segundo

12 ago 2012 . Actualizado a las 07:03 h.

Para anunciar el nombre de su candidato a la vicepresidencia, Mitt Romney eligió como escenario un portaviones de nombre Wisconsin», el estado por el que es congresista Paul Ryan. No es una metáfora muy sutil: Se espera que Ryan sea la sólida base de la que despegará una campaña republicana hasta ahora floja.

Pero con Ryan, Romney elige bastante más que un punto de apoyo. Más brillante y carismático que él, resulta extraña esta candidatura en la que, como ha escrito el analista político Mark Mardell, «el acompañante es más interesante que el candidato». Vuelve a producirse en el campo republicano la misma situación de las pasadas elecciones, cuando Sarah Palin obtuvo más apoyo entre las bases conservadoras que John McCain. Como entonces, el candidato a presidente es otra vez demasiado moderado para el gusto de unos votantes cada vez más escorados hacia el radicalismo del Tea Party.

Su controvertido plan

El igualmente radical plan presupuestario al que debe Ryan su fama (conocido como «El Camino a la Prosperidad») es un buen instrumento para medir este proceso de polarización de los republicanos. George W. Bush, que lo adoptó de mala gana y luego se distanció de él, le atribuye en sus memorias la derrota en las legislativas del 2006. Solo se volvió a considerar cuando el Tea Party entró con fuerza en las Cámaras hace dos años. Los demócratas, curiosamente, ayudaron mucho a darlo a conocer, al convertirlo en blanco de sus ataques, precisamente porque pensaban que su extremismo hacía que las políticas económicas de Obama, consistentes en gasto público pero muy moderado, resultasen centristas (en realidad lo son). Y así ha sido hasta hace pocos meses.

Ahora, en cambio, el estancamiento de la economía norteamericana, de rebote, hace que muchos norteamericanos hayan vuelto la mirada a «El Camino a la Prosperidad» como una alternativa viable frente a lo que el propio Ryan califica de políticas «europeas» de Obama.

¿De dónde se ahorra?

Más bien es la insistencia de Ryan en reducir el déficit la que se parece más a la política económica europea actual, pero eso pocos lo saben. Lo que sabe todo el mundo es que Ryan está tan comprometido con la austeridad que incluso duerme en su despacho para no gastar. Sobre sus recortes presupuestarios, como suele ser habitual en estos casos, Ryan da la cifra de ahorro pero no aclara en dónde se harían exactamente.

Lo que sí detalla es su proyecto de privatización de la sanidad pública, que en Estados Unidos se encuentra reducida a la asistencia a ancianos y discapacitados (Medicare) y a los más necesitados (Medicaid). Obama pretendió ampliar esos servicios a toda la población, sin lograrlo más que en muy pequeña medida. Paul Ryan propone lo contrario: liquidar el sistema y reemplazarlo por un programa de cupones para gastar en la sanidad privada.

La paradoja es que Mitt Romney, como gobernador de Massachusetts, creó un sistema de salud en las antípodas de esta propuesta, incluso más social del que ha conseguido Obama. Se podría decir que Romney pasa ahora a convertirse en un candidato que hace campaña contra sí mismo. Pero el hecho es que, considerando que su electorado no es realmente el suyo, esa es su única posibilidad de ganar.

Otra vez más,

el candidato principal es más moderado que

su segundo

Propone liquidar la sanidad pública e imponer cupones para gastar en

la privada