La tensión y la furia invaden el barrio cairota de Muqqatam, escenario de choques sectarios

EFE

INTERNACIONAL

El enfrentamiento entre musulmanes y cristianos registrado anoche se cobró la vida de 13 personas, mientras que otras 140 están heridas. El conflicto se desencadenó por el incendio de una iglesia el pasado sábado.

09 mar 2011 . Actualizado a las 21:21 h.

La tensión y la furia reinaron hoy en el barrio cairota de Muqqatam, donde se desplegaron las tropas del Ejército para evitar nuevos choques entre cristianos y musulmanes como los registrados anoche, cuando murieron 13 personas.

En la conocida como «ciudad de la basura», los signos de los violentos enfrentamientos de la víspera eran evidentes y en el ambiente se respiraba una mezcla de rabia, miedo y dolor por las víctimas de los sucesos.

La entrada a esta deprimida zona de la capital egipcia, donde habitan los zabalín, como se conoce a los recolectores de basura que son en su mayoría cristianos coptos, estaba salpicada de vehículos y viviendas calcinados.

«Prendieron fuego a varias casas, a un almacén de cartones y a dos fábricas de plásticos. Sin embargo, los hogares de los musulmanes no fueron dañados», explicó a Efe el cristiano Milet Hosni al tiempo que señalaba los edificios que fueron pasto de las llamas.

El humo y el olor a basura chamuscada impregnaban el ambiente, mientras muchos de los habitantes del barrio lloraban a los muertos y celebraban funerales en la iglesia del barrio, donde se concentraban decenas de mujeres vestidas de negro riguroso.

Los acceso a la zona de Muqqatam estaban vigilados por decenas de militares, apoyados por tanques y tanquetas, que no eran bien recibidos por los cristianos, que les culpan de atacarles anoche y no evitar los enfrentamientos.

«Los matones llegaron detrás de los tanques y los militares también nos atacaron. Tenemos muertos por balazos del Ejército», dijo a Efe el cristiano Samaan Nasmi.

Los disturbios se registraron cuando los coptos cortaron una autopista próxima a Muqqatam para protestar por el incendio de una iglesia, el pasado sábado, al sur de la capital egipcia, mientras se extendía el rumor de que una mezquita estaba ardiendo.

Según la última cifra difundida por el Ministerio de Sanidad, trece personas murieron y otras 140 resultaron heridas en los choques, los más violentos que tienen lugar en El Cairo desde la caída del régimen de Hosni Mubarak, el pasado 11 de febrero.

El papa copto Shenuda III instó a que la situación regrese a la calma y pidió un informe sobre los incidentes, según dijo el arcipreste Salib Meta Zawiris, miembro de la Conferencia Episcopal egipcia, a la edición digital del diario Al Ahram.

Para Zawiris, hay «manos ocultas» detrás de los últimos incidentes sectarios, que, a su juicio, se deben a que «el antiguo régimen sembró la discordia permanente entre musulmanes y cristianos para mantener sus estabilidad».

De la misma opinión es el líder del movimiento Hermanos Musulmanes Mohamed Badía, quien acusó en un comunicado de estos incidentes a «remanentes del antiguo régimen y de la Seguridad del Estado», que buscan «encender la 'fitna' (conflicto sectario)».

«Los Hermanos Musulmanes piden a todos mantenerse unidos para respaldar a nuestras Fuerzas Armadas y al Consejo de Ministros para cumplir las demandas de la revolución», agrega la nota.

Los sangrientos disturbios de anoche y las protestas que siguieron hoy en varios puntos de esta capital obligaron al jefe de Gobierno, Esam Sharaf, a interrumpir una reunión del Consejo de Ministros para analizar de urgencia estos sucesos con la cúpula militar, que dirige Egipto desde la caída de Mubarak.

Asimismo, el temor a una escalada de la tensión sectaria ha animado a varios partidos políticos y grupos de jóvenes activistas a convocar una marcha el viernes por «la unidad nacional».

Pero estas muestras de apoyo no parecen suficientes para el joven Jalis Maris, quien afirmó a Efe que «la denominada revolución del 25 de enero fue hecha para alejar a los cristianos de Egipto bajo las ordenes de los Hermanos Musulmanes».

Otros se mostraban más conciliadores, como Milet Hosni, que destacó que durante la revolución todos los egipcios se manifestaron unidos y que «los militares y el nuevo gobierno son buenos».

«Respetamos a las Fuerzas Armadas, pero lo que hicieron anoche fue un error», subrayó.