Homenaje a Martin Luther King

Tatiana López

INTERNACIONAL

La comunidad negra ve cumplido el sueño del líder de los derechos civiles con la llegada al poder del afroamericano

20 ene 2009 . Actualizado a las 16:33 h.

Veinticuatro horas antes de convertirse en el 44º. presidente de Estados Unidos, Barack Obama dedicó buena parte de su tiempo a visitar el hospital Walter Redd y a arremangarse la camisa para pintar una casa de acogida de indigentes, en el día dedicado al servicio a los demás en honor de Martin Luther King, que ayer hubiera cumplido 80 años.

Obama comenzó el día desayunando con 3.000 indigentes para más tarde participar en un acto de homenaje al líder de los derechos civiles, cuyo asesinato en 1968 conmocionó al mundo. «Hoy su mensaje aún sigue vivo», aseguró Obama en su discurso, en el que quiso recordar también a sus conciudadanos que «en tiempos como estos no hay solo que reflexionar sino también pasar a la acción».

Una acción que él mismo puso en marcha cuando, acompañado por Martin Luther King III, ayudó a pintar un dormitorio en la Sasha Bruce House, un albergue para adolescentes sin hogar. Curiosamente, y en un claro ejemplo de la desigualdad presente en la capital, el inmobiliario se encuentra situado a tan solo unos metros del mismo Congreso donde el demócrata jurará hoy su cargo. Cuando lo haga, dejará atrás meses de campaña, cientos de millones de dólares recaudados pero también siglos de prejuicios raciales en Estados Unidos. Así lo creen un 65% de los afroamericanos del país, para los que con la llegada de Obama a la Casa Blanca el sueño de Luther King estará por fin cumplido 45 años después, según una encuesta de la cadena CNN.

Reconciliación

Es por eso que muchos de los votantes esperan que el político haga hoy referencia a este icono de la lucha social cuando se dirija a la nación en su toma de posesión. Desde el equipo del senador se adelantaba ayer además que el líder afroamericano tratará sobre todo de infundir tranquilidad a un país enfrascado en una de las peores crisis económicas de su historia y con dos guerras en curso.

Obama, quien ya ha asegurado que sus primeras palabras estarán destinadas a mirar al futuro en vez del pasado, cumplía ayer con esta máxima asistiendo a la cena de gala de dos de sus antiguos enemigos, George W. Bush y el senador por Arizona John McCain, antes de rendir homenaje a su segundo de a bordo, Joe Biden.

Hoy, Obama entrará en la historia con una ceremonia que lo llevará a recorrer las calles de Washington protegido por más de 40.000 agentes y soldados. Por si falla la seguridad, todo está previsto. El secretario de Defensa, Robert Gates, no asistirá a los acto de investidura por expresa orden de George W. Bush, ya que lo ha designado como la persona que quedaría a cargo del país de ocurrir un atentado contra el nuevo presidente.