Seguidores del opositor Milinkiévich volvieron a manifestarse para pedir que se repitan La OSCE asegura que la consulta «no se ajustó a los criterios de libertad y justicia
20 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.La condena internacional a las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Bielorrusia ha sido prácticamente unánime. Salvo Rusia y la Comunidad de Estados Independientes (CEI) -integrada por Rusia y gran parte de la antiguas repúblicas de la desaparecida URSS-, ningún otro país u organización internacional las ha avalado. EE.UU. «no acepta los resultados de estas elecciones. La campaña se ha desarrollado en un clima de miedo y ha incluido detenciones, palizas y fraude», declaró el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, al tiempo que pidió una nueva convocatoria. Los Veinticinco dijeron que no descartan aplicar sanciones al régimen de Alexánder Lukashenko (82,6 % de los votos), como una ampliación de la prohibición de visados para entrar en la Unión Europea, Mientras, la oposición que lidera Alexánder Milinkiévich (6%) confía en poder movilizar a sus partidarios para forzar la repetición de los comicios. «La revolución de la que tanto se habló ha fracasado», dijo ayer Lukashenko. «El virus de la revolución ataca solamente a los países débiles y corruptos», manifestó desafiante. En su opinión, «nadie tiene derecho a imponernos sus esquemas desde Washington, Bruselas o Varsovia». El presidente de la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Alcee L. Hasting, afirmó en Minsk que las presidenciales «no se ajustaron a los criterios de libertad y justicia» vigentes en los países democráticos, porque el líder bielorruso «permitió al Estado utilizar su poder de forma abusiva», en alusión al clima de intimidación durante la campaña y a las detenciones de opositores. Lista de irregularidades El diputado del PP, Jesús López-Medel, unos de los más de 500 observadores de la OSCE, citó, entre otras irregularidades, el desigual acceso de los candidatos a la televisión, la ausencia de interventores y urnas fuera de control. A Lukashenko le han llovido las críticas también desde la Federación Internacional de Derechos Humanos de Helsinki y desde la OTAN. El presidente del Consejo de Europa, Terry Davis, calificó las elecciones de «farsa». Milinkiévich sostiene que «lo que ha habido en Bielorrusia no son unas elecciones sino una usurpación del poder. Lukashenko no podía presentarse a un tercer mandato. No reconocemos los resultados de los comicios y exigimos que se vuelvan a convocar». Poco después, unas diez mil personas se concentraron, al igual que el domingo, en la céntrica plaza de Octubre, en Minsk,para pedir nuevas elecciones. El Ministerio de Exteriores ruso aseguró que las elecciones bielorrusas fueron «limpias y legítimas».