RAFAEL M. MAÑUECO CRÓNICA Concluye la investigación sobre el accidente del submarino
18 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.OR primera vez, las autoridades rusas han reconocido oficialmente que la causa del hundimiento del submarino nuclear Kursk, orgullo de la Armada, no fue una colisión con un sumergible estadounidense ni tampoco la explosión de una mina de la Segunda Guerra Mundial. Tras concluir la investigación del accidente, el comandante de la Marina rusa, el almirante Vladimir Kuroyédov, afirmó que la catástrofe fue debida con casi total seguridad a la deflagración ocasionada por la inestable mezcla química que constituye el combustible de los torpedos. Kuroyédov, quien ya el año pasado avanzó esa hipótesis, dijo ayer que todo indica que se produjo una fuga de combustible de uno de los torpedos. Esa sustancia, agregó el almirante ruso, está compuesta por queroseno y agua oxigenada de alta concentración que pudo entrar en contacto con algún metal y provocar una reacción en cadena «de consecuencias imprevisibles». Kuroyédov admitió que ese tipo de torpedos, fuera de servicio desde hace unos meses, empezaron a ser utilizados por la Armada rusa en 1957, dos años después de que la Marina británica renunciase a ellos por haber sido los causantes de la catástrofe del submarino Sidon. Los torpedos del Kursk eran propulsados por una mezcla de 200 kilos de queroseno y tonelada y media de agua oxigenada, que en contacto con metales como el cobre se descompone y evapora, alcanzando hasta 5.000 veces su volumen inicial. El fiscal general de Rusia, Vladimir Ustínov, dio ayer por concluidas las investigaciones en el casco del Kursk, extraído en octubre pasado de las gélidas aguas del mar de Barents en una operación sin precedentes. De los 118 tripulantes del submarino, que naufragó el 12 de agosto del 2000 en el curso de unas maniobras navales, han sido rescatados sólo 94 cadáveres. La proa del Kursk permanece en el fondo marino ártico. Precisamente ayer, Iliá Klebánov, hasta ahora viceprimer ministro, fue degradado al rango de ministro de Industria, Ciencia y Tecnología, medida que los expertos relacionan con su empecinamiento en sostener que el Kursk fue hundido por un submarino americano.