El «Predator», arma estrella de la guerra

JAIME MEILÁN Corresponsal NUEVA YORK.

INTERNACIONAL

El avión sin piloto logra los mejores éxitos de EE UU Son de una estética más que cuestionable, lentos y sin gran capacidad de maniobra. Sin embargo, los Predator -aviones sin piloto dirigidos a control remoto- se han convertido en «un arma formidable» en la guerra contra los talibanes y Al Qaida.

24 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

El elogioso calificativo es parte de un reportaje del The New York Times sobre uno de los más novedosos juguetes de guerra del Pentágono. O de la CIA. Porque la eficacia de estos robots volantes es, en gran parte, fruto de una nueva era de cooperación entre la inteligencia y los estamentos militares americanos, atentados del 11-S de por medio. Los Predator -EE UU dispone de unos 60- ya han sido empleados antes. Bosnia, Yugoslavia e Irak los vieron surcar sus espacios aéreos a la búsqueda de información. En Afganistán, la labor de estas desgarbadas aeronaves ha ido más allá de sus misiones de espionaje. El pasado febrero, informa el Times, la compañía californiana General Atomics Aeronautical Systems Inc, consiguió incorporar al Predator «un dispositivo letal que hace honor a su nombre amenazador». La empresa dotó al avión de misiles aire-tierra Hellfire guiados por láser, los mismos que los helicópteros Apache emplearon tan certeramente contra los tanques iraquíes en la Guerra del Golfo. Con estos cohetes bajo sus alas, los aviones espía han pasado a ser instrumento de ataque en Afganistán. Desde que comenzó la contienda, han disparado más de 40 misiles. Acuerdo con el Pentágono Aunque los aparatos son empleados por la CIA, su intervención en misiones de ataque fue decidida tras un acuerdo con el Pentágono, que facilitó su empleo más allá de un número muy limitado de objetivos terroristas. El pacto se fraguó después de que el primer día de la campaña, el 7 de octubre, la burocracia malograra una operación. La solicitud de ataque fue de la CIA al centro de operaciones en Arabia Saudí, y de ahí al Comando Central de Florida y al Pentágono. Cuando llegó la autorización era demasiado tarde: un convoy de vehículos en los que se cree estaba el líder talibán, el mulá Omar, pudo escapar a la ira americana. Entre los éxitos atribuidos al Predator está la muerte hace una semana de Mohamed Atef, la mano derecha de Bin Laden en cuestiones militares. El avión identificó la casa de Kabul en la que se reunía, un F/A-18 la bombardeó, y el robot volante se encargó de acribillar con misiles a los ocupantes en su huida.