Si Miami Dade no reanuda el recuento de votos «No pararán hasta que se les acaben los abogados, y no se les van a acabar», observó el líder republicano del Congreso, Richard Amey. En manos de los más fieros picapleitos del país, las elecciones presidenciales de EE UU se han convertido en la versión política de «Kramer contra Kramer», pero en versión más agria, crispada y desagradable. Las huestes de Al Gore demostraron el jueves que están dispuestas a llegar hasta donde sea necesario para ver contados a mano todos los votos en disputa y advirtieron de que impugnarán el resultado de Florida en los tribunales si Miami Dade no se pone manos a la obra.
24 nov 2000 . Actualizado a las 06:00 h.El ultimátum llegó tras el revés propinado por el Tribunal Supremo de Florida, cuyos siete miembros fueron perseguidos telefónicamente por el portavoz del Supremo para que se pronunciasen de urgencia sobre la petición demócrata de que ordenasen al condado de Miami Dade proceder con el recuento manual. En medio de la sagrada cena del pavo, la respuesta de los jueces fue seca. «Denegada», leyó Craig Waters, para frustración de los demócratas. Si la amenaza de los abogados se materializa, el país no podrá dar por zanjada mañana la batalla por la Casa Blanca, como muchos soñaban. «Es una guerra política en la que nosotros somos los rehenes», se quejaba el dependiente de una papelería. Se le unía a la reflexión un airado agente de tráfico local que empuñaba en la mano un humeante café cubano. «Están sedientos de poder, manipulan el sistema y no les importa nada ni nadie más que ellos». Esta amenaza del equipo de Gore está siendo criticada por la prensa, ya cansada de esta batalla legal sin fin.