Holgada mayoría de Hariri en las elecciones de Líbano gracias al apoyo multiconfesional

E. GARCÍA GASCÓN. Colpisa JERUSALÉN

INTERNACIONAL

MOHAMED AZAKIR / REUTERS

La derrota para el Gobierno fue de tal calibre que ni siquiera el primer ministro, Salim Hoss, obtuvo escaño Aún a falta de que lo confirmen los resultados oficiales, Rafik Hariri se consolidó ayer como candidato indiscutible a ocupar la presidencia del Gobierno de Líbano durante el nuevo período legislativo, cargo que el multimillonario constructor ya desempeñó entre 1992 y 1998 y del que fue desposeído por el actual presidente Emile Lahud. Los resultados oficiosos conferían a Hariri una holgada mayoría absoluta en un Parlamento de 128 escaños. Hariri _musulmán suní_ cuenta con el apoyo de los líderes de las minorías chií moderada _el partido Amal_, chií radical _Hezbolá_, drusa _de Walid Yumblat_ y de los cristianos independientes.

04 sep 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

El apoyo multiconfesional con que cuenta Hariri debe traducirse en su elección como primer ministro en octubre, y esto pese a la evidente animadversión que le profesa el presidente Emile Lahud. Éste había apostado por otro suní _el presidente del Gobierno libanés tiene que ser obligatoriamente suní_, el primer ministro, Salim Hoss; sin embargo, éste ni siquiera obtuvo el escaño al que aspiraba por Beirut. Para más inri, los seguidores de Hariri _cristianos y musulmanes_ lograron los 19 escaños que había en disputa en la capital libanesa. Esos escaños, junto con los de sus aliados en otras zonas del país, proporcionan a Hariri la garantía de que va a acceder a la presidencia del Gobierno. Campaña de su bolsillo Hariri ha realizado una campaña electoral al más puro estilo occidental, invirtiendo por lo menos 50 millones de dólares (9.250 millones de pesetas) de su inmensa fortuna personal. Por esta razón, sus enemigos políticos le acusan de haber comprado los votos de muchos electores. Si como todo parece indicar, Hariri es el próximo primer ministro, la confrontación con Lahud, en la presidencia del país desde 1998, parece inevitable. El presidente Lahud está considerado como un político más pro-sirio que Hariri, aunque se puede decir que la práctica totalidad de los políticos libaneses tienen muy buenas relaciones con Siria. Anoche, Damasco seguía sin pronunciarse sobre los resultados electorales. Lo más probable es que los dirigentes sirios inicien los próximos días consultas con los vencedores de las elecciones para sentar las bases del futuro Gobierno de Beirut. La principal prioridad es la crisis económica. El Estado tiene una deuda de 20.000 millones de dólares, que en su mayor parte proviene de la época en que Hariri estuvo en el poder. A pesar de esto, los libaneses ven en Hariri una especie de salvador, una imagen que contrasta con la del honesto pero gris Salim Hoss. Una segunda prioridad consiste en reformar la Constitución, algo en lo que están de acuerdo todas las tendencias políticas, pero que no será una tarea fácil por sus intereses contrapuestos. Una cuestión más peliaguda de resolver será la presencia de los 30.000 soldados sirios en Líbano. Una vez Israel ha abandonado el sur del país, la presencia del Ejército de Damasco ha perdido sentido.