El poder y la gloria

Miguel A. Murado

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14 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Quizás sea el contagio de las elecciones presidenciales norteamericanas lo que hace que muchos comentaristas, y mucha gente, esperen de los cónclaves una contienda ideológica. Partidarios y detractores de la Iglesia católica se ponen entonces a escudriñar el cielo de Roma para ver si el nuevo papa es «liberal» o «conservador». De Ratzinger se decía que sería un pontífice ultraconservador, un severo teólogo. La realidad es que no resultó más conservador en cuestiones de fe que su antecesor. Jorge Mario Bergoglio, Francisco, tampoco lo será ni más ni menos que Ratzinger: jesuita, pero opuesto a la teología de la liberación, quizá lo sea más en realidad. Pero eso tiene poca importancia para quienes deciden, que son los cardenales, porque para ellos esa distinción entre papables «liberales» o «conservadores», que tantas páginas ha llenado, no tiene sentido. Todos son conservadores, y difícilmente podría ser de otro modo.

El problema que ha tratado de resolver el cónclave con su elección era otro: cómo reformar la Iglesia. No la fe religiosa, como temen o desean muchos, sino la Iglesia como organización, muy en particular las atribuciones y modos de la curia. Pero no será el nuevo papa quien resuelva ese dilema, sino la propia curia, entre la que el papa es poco más que un mediador. La idea del papa todopoderoso es una invención de los protestantes y de Pío IX, que se declaró infalible precisamente porque los obispos se le sublevaron.

Benedicto XVI, que había sido poderoso en la curia, comprendió que no lo era como papa. Se desesperó, se sintió traicionado, y por eso abandonó. El cónclave ha decidido tratar su reinado como un paréntesis, porque Bergoglio había quedado segundo en la votación del anterior cónclave. En ese sentido, su elección ha sido casi mecánica. Que sea argentino es casi irrelevante, y si tiene la apariencia de una sorpresa es solo porque los vaticanólogos nos despistaron a todos con sus quinielas. A veces todo es más sencillo de lo que parece.

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