El uruguayo, que estuvo a punto de marcharse en enero y que lleva un mes sin jugar, fue uno de los descartes en Granada
02 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El Toro Fernández vive una situación extraña. Con poco protagonismo en la primera vuelta estuvo a punto de marcharse en el mercado invernal, de hecho su agente llegó a confirmar que estaba muy cerca del Atlético Paranaense brasileño, sin embargo al final se quedó en el Celta, en teoría porque su protagonismo iba a aumentar, pero no juega ni un minuto desde el primer partido del mes de febrero en Mestalla. La llegada de Smolov le ha relegado al papel de cuarto delantero y nada invita a pensar que su situación vaya a cambiar en la recta final del campeonato.
Gabriel Toro Fernández no tuvo un buen aterrizaje en Europa. Aunque le marcó un gran gol al Valencia, el único que lleva, nunca tuvo la condición de titular pese a la sequía goleadora del equipo. Santi Mina y Iago Aspas se repartieron la posición más avanzada del equipo y el uruguayo solo fue titular en cinco ocasiones (en liga).
Esta situación invitaban a pensar en su salida, pero desde el club se apuntó que el Celta mantenía la confianza intacta en el jugador y que cumplido el teórico proceso de adaptación tendría más minutos en la segunda vuelta. Ese discurso abortó la salida al Paranaense que daban por fija en Brasil. Su agente admitía que el charrúa extrañaba en Vigo: «Le está costando la adaptación. Está teniendo pocos minutos y estamos evaluando salir. Está extrañando mucho», precisaba Flavio Perchman.
Acto seguido fue titular en Valencia, en donde jugó 77 minutos, pero ahí se acabó su presencia en el terreno de juego.
Desde entonces han pasado cinco partidos y el Toro se pasó cuatro en el banquillo y el del sábado en la grada de Los Cármenes. Porque su rol en el equipo ha sufrido un nuevo retroceso: Smolov es el titular, conjuntamente con Aspas, y Santi Mina es el relevo habitual, lo que le convierte de facto en el cuarto delantero del Celta.
Con trece partidos por delante y con el equipo parece que engrasado y ya con unos roles definidos dentro del plantel, parece complicado que la situación pueda cambiar en lo que resta de temporada, lo que lleva de incógnitas su futuro en Vigo más allá del 30 de junio aunque todavía tiene contrato hasta la conclusión de la temporada 22/23.
Dependerá de la categoría en la que esté el Celta y de la confección de la próxima plantilla.
