Un acto de justicia por encima de todo

Xosé R. Castro FONDO NORTE

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

18 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En realidad el contrato de Iago con el Celta se amplía en un año. El moañés ya tenía vinculación con el equipo de su vida hasta junio del 2022, pero la noticia va mucho más allá del tiempo. El anuncio del Celta, casi dos años después de firmar su última renovación, es un reconocimiento a todos los servicios prestados y un guiño al futuro.

Resulta difícil saber si la ampliación hasta el año del centenario es una casuística o fruto de la negociación, pero ni al guionista más sesudo le habría quedado tan niquelado: Símbolo, líder de la reconquista y bandera del centenario. Qué más se puede pedir desde el prisma celeste.

Pero por encima de guiones, la renovación es sobre todo un acto de justicia. El presente del Celta no puede entenderse sin Aspas como actor principal. Porque por muy manido que resulte en su hoja de servicios no se puede obviar la salvación ante el Alavés, la asistencia del 4 %, los nueve millones en caja que dejó en Liverpool en tiempos de resistencia o el regreso triunfal para participar en el mejor Celta del milenio, sin contar la reciente semana de pasión en donde dejó clara que su influencia en el equipo va mucho más allá de la de Messi en el Barça Todo, porque Iago le une a su talento descomunal una dosis igual de grande de compromiso y amor a unos colores, algo que se resume en las lágrimas tras el partido con el Villarreal.

La renovación de Iago es la mejor noticia que podía recibir el celtismo en un año de zozobra. La mejor manera de comenzar el partido del sábado ante el Girona con la permanencia en juego y el modo ideal de promulgar a los cuatro vientos que el futuro existe. Porque a día de hoy, y más allá de la cuenta de resultados, la permanencia de Iago en el equipo va mucho más allá de un estadio moderno o una ciudad deportiva en donde ver florecer a los Aspas del futuro, porque ellos, tanto como instalaciones de primer nivel necesitan referentes y en 100 kilómetros a la redonda, no hay otro que supere a Iago.

Ahora solo resta certificar la salvación para garantizar que el contrato se cumpla al 100 % y construir un futuro en donde un jugador de sus características pueda ser la referencia de un equipo con aspiraciones de luchar por Europa todos los años. Luego, cuando se retire, seguro que invertirá sus muchas horas de fútbol en construir un Celta mejor. A la altura de sus ambiciones y de su talento.