Rueda pone los incendios como ejemplo de que las autonomías «funcionan mejor» que el Gobierno central

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago SANTIAGO

GALICIA

Emiliano García-Page, Juan Manuel Moreno Bonilla, María Jesús Sáenz de Burugaga y Alfonso Rueda, presidentes de Castilla-La Mancha, Andalucía, Cantabria y Galicia, hoy miércoles en Santander.
Emiliano García-Page, Juan Manuel Moreno Bonilla, María Jesús Sáenz de Burugaga y Alfonso Rueda, presidentes de Castilla-La Mancha, Andalucía, Cantabria y Galicia, hoy miércoles en Santander. Juanma Serrano | EUROPAPRESS

«¿Alguien se imagina que por mantener a la presidenta de la Comisión Europea, pactara la financiación de todos los países con un solo país?», planteó sobre la financiación de Cataluña

03 sep 2025 . Actualizado a las 12:30 h.

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha señalado los incendios de este verano como un ejemplo de que las autonomías «funcionan mejor» que el Gobierno central, ya que enviaron ayuda a comunidades como Galicia sin necesidad de «listas o comités previos», de manera «ágil, rápida y desburocratizada». Añadió que es un «triste» ejemplo que previene contra los deseos de «recentralización».

Rueda participó este miércoles en Santander en la inauguración del curso «De la idea a la acción: Los 30 años del Comité de las Regiones y la evolución de la Política de Cohesión», organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y a la que asistieron también los presidentes de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga; de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla; y Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.

Rueda consideró que esa «tendencia a la recentralización» se observa tanto en España como la UE, pero advirtió que aunque parezca «más fácil» y que funcione mejor ese modelo, «no es verdad» como demostraría lo ocurrido durante los incendios, por lo que «no tendría mucho sentido» imponerlo.

Rueda puso también como ejemplo los fondos europeos Next Generation. Señaló que la mayoría de las comunidades alcanzará un porcentaje de ejecución próximo al 95 %, mientras que el Gobierno central tiene partidas «al 60 %» o que en algunos casos ni siquiera se han empezado a tramitar.

Rueda reivindicó por lo tanto la importancia del Comité de Regiones y consideró «más necesario que nunca» que se escuche la voz de los territorios: «Europa se hace desde arriba pero se hace hacia abajo y, cuanto más abajo, más eficacia», y añadió que eso es además un «antídoto ante los populismos».

En esa línea, el presidente exigió al Gobierno que hable con los territorios durante las negociaciones en Bruselas, para evitar que se tomen malas decisiones

El titular de la Xunta también citó el modelo europeo como inspiración para abordar otras cuestiones como la financiación autonómica, el cupo catalán y la quita de la deuda. Planteó si «¿alguien se imagina que por mantener a la presidenta de la Comisión Europea, pactara la financiación de todos los países con un solo país y que Francia decidiera la financiación que vamos a recibir el resto de países porque es la que puede decidir que la presidenta de la Comisión Europea se mantenga en el cargo? Nos parecería absurdo, nos estaríamos rebelando ante esto», concluyó.

Por su parte, Emiliano García-Page celebró la creciente apertura del Comité de Regiones, que en otros momentos tuvo una «opacidad» similar a la de «algunas reuniones que tienen lugar ahora en España». Hizo así referencia a la «críptica» entrevista entre Salvador Illa y Carles Puigdemont, en la que deseo que el primero dejase claro al prófugo que él es quien gobierna en Cataluña.

García-Page consideró además que el principal problema para la UE son los populismos, a los que considero «troyanos» —un programa informático invasor—, que intentan «destrozarla desde dentro».

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, también se refirió al conflicto de la financiación y pidió «aprender de Europa» y se preguntó qué pasaría si Alemania o Francia decidiesen no aportar fondos para Italia o España. Añadió que esa conducta amenazaría la construcción de un «espacio común», y perjudicaría a las economías más fuertes, ya que tendrían menos posibles clientes para sus productos.

«Muchas cosas que vemos estos días obedecen un objetivo personal de mantener el poder en menoscabo de un proyecto común», añadió