
Un pontevedrés narra cómo 500 viajeros quedaron atrapados en las vías en pleno campo y durmieron en un recinto ferial. Galicia fue una de las últimas comunidades en recuperar el servicio de ferrocarril
30 abr 2025 . Actualizado a las 12:45 h.Los enchufes del asiento del tren Madrid-Pontevedra-Vigo ya no funcionaban media hora antes de su salida y cuando aún faltaban noventa minutos para que España se quedase sin tensión. Ninguno de los 500 pasajeros podía anticipar que no poder cargar el móvil iba a ser el menor de sus problemas. «El tren salió en hora, pero al poco tiempo debió de tener algún problema porque redujo su marcha. Un instante después, cuando llevábamos media hora de retraso, el maquinista informó que iba a tratar de llegar, aunque fuera despacio, hasta la estación de Toro, donde no teníamos parada prevista, pero para quedarnos cerca de una carretera. Pero ya no fue posible. El tren se paró». Al pontevedrés Manuel Fernández Valdés y al resto de los pasajeros, el conductor del AVE les trató de tranquilizar y borrarles la sombra de miedo a ser alcanzados por otro ferrocarril señalándoles que se había perdido la electricidad en toda la red y ningún tren podía moverse.
Se quedaron a un cuarto de hora de Toro, en mitad de la nada. «Abrieron las puertas para que corriese el aire, pero nos pidieron que no saliésemos hasta que llegasen a asistirnos con escaleras, pues quedamos en lo alto de una trinchera y podía lesionarse alguien al saltar», explica Manuel Fernández.
Su tren fue uno de los 116 que el lunes quedaron atrapados en toda España, sin suministro para avanzar. «Había mucha tranquilidad en el tren. Quizás algo más nerviosos estaban los padres de un bebé de dos meses, y también una señora que se mareó. Pero a los chicos les dijeron que les venía a buscar la Guardia Civil, y así fue», recuerda. Hasta siete coches de los agentes consiguieron llegar hasta el convoy, y detrás cinco furgonetas de la Cruz Roja. «Nos dieron agua, comida y tranquilidad. Hasta nos hicieron entrar y pasar al otro lado de las vías para ponernos a la sombra cuando el sol cambió de posición, y nos facilitaron un generador con cargadores para los móviles, porque si te separabas algo del tren había a veces algo de cobertura», narra el viajero pontevedrés.
Pese a la proximidad de la estación de Toro, nadie se fue andando por la vía como se llegó a plantear como posibilidad. Llegaron a buscarlos autobuses, incluido el del Zamora Club de Fútbol, lo que provocó alguna broma sobre su anterior presidente, Víctor de Aldama, una de las piezas claves del caso Koldo: «¡Este hombre siempre está al quite!, pensé. Ahí tuvimos que decidir si tomar los buses que iban hasta Medina del Campo, pero en los que en principio no dejaban llevar el equipaje, o a Zamora y hacer noche allí». Fernández Valdés decidió ir a dicha capital, al pensar que sería más fácil poder pagar con tarjeta en algún sitio, pues no llevaba efectivo. Viajar a Zamora conllevaba dormir en un espacio habilitado en su recinto ferial. «Pero llegamos a la ciudad y había luz, se podía pagar sin problemas y opté por coger un hotelito y pedirle a mi familia que me viniese a buscar al día siguiente y volverme a Madrid», cuenta llegando de vuelta a la capital 26 horas después.
Galicia, una de las últimas comunidades en recuperar el servicio de ferrocarril
Galicia recuperó ayer por la tarde el tren. Fue una de las últimas comunidades en hacerlo, al ser también uno de los territorios que más tarde vio restablecido completamente su servicio eléctrico. Un tren regional diésel, que llegó a Vigo con solo cinco pasajeros, sirvió para dar por reanudado a primera hora de la tarde un servicio que inmediatamente después incorporó al tendido viario otra unidad de media distancia en sentido contrario. Fue en ese momento, y tras realizarse las últimas comprobaciones a cargo del ADIF, cuando a las 16.16 horas el Ministerio de Transportes comunicó de manera oficial que se daban por «reactivados todos los servicios en Galicia», aludiendo expresamente a cercanías (FEVE) y media y larga distancia, incluido el AVE.

Con todo, el primer tren salió algo más tarde de su horario fijado para las 15.11 horas y a medio trazado llegó a acumular un retraso de 66 minutos, rebajándolo al final a 58. Pero la situación general del ferrocarril se antojaba mucho peor instantes antes, ya que hacia las tres de la tarde Transportes se hacía eco de un aviso de Renfe en el que indicaba que en Galicia el servicio de trenes de media distancia continuaba «suspendido y sin previsión». Es más, Renfe rogaba en su página web que los potenciales viajeros no acudiesen a las estaciones en toda Galicia, lo que parecía adelantar que el ferrocarril gallego pasaría una segunda jornada en blanco.
La normalidad se alcanzó antes en los aeropuertos de la comunidad, aunque aún se vivieron a primera hora las consecuencias de alguna de las suspensiones del día anterior: en Lavacolla no operó el vuelo inicial con Bilbao, y en Alvedro ocurrió lo mismo con la llegada prevista de Iberia de Madrid a las 8.40 horas y su salida de las 9.20.
Aena subrayó en su balance que todos los aeropuertos de su red estuvieron operativos el lunes y el martes gracias a los sistemas de contingencia activados en cuanto se perdió la conexión con la red eléctrica. Enaire, gestor del control aéreo en España, limitó el número de vuelos, en todo caso, para evitar posibles colapsos en las esperas sobre los aeropuertos de destino. En total, operaron el 93 % de los servicios en todo el Estado y en Galicia la doble jornada de incidencias se saldó con 19 vuelos programados que no llegaron a operar en Santiago, cinco en A Coruña e igual cantidad en Vigo.
Las incidencias en el transporte ferroviario volcaron parte de la demanda en el avión, llegando a venderse ayer a 367 euros el billete para volar de Madrid a Vigo y a 240 a A Coruña, mientras que todas las plazas disponibles a Santiago estaban vendidas. El viernes es festivo en la capital de España, por lo que ya previamente había una alta demanda en todos los transportes con Galicia al sumarse el puente del Primero de Mayo.
Las empresas de alquiler de coches también notificaron una inusual demanda de vehículos, especialmente en Ourense, enclave en el que usuarios del sur de Galicia suelen tomar el AVE.