«El viaje de Feijoo», la radiografía de uno de los grandes referentes de la política en España

La voz REDACCION

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Fran Balado, autor del libro que sale a la venta el 17 de noviembre
Fran Balado, autor del libro que sale a la venta el 17 de noviembre

ADELANTO EDITORIAL. El periodista de La Voz de Galicia Fran Balado recorre la trayectoria del presidente gallego desde su nacimiento en Os Peares hasta su negativa a irse a Madrid, rechazando primero ser vicepresidente de Rajoy y luego su relevo en el partido. Aquí se adelanta parte del contenido del libro

07 nov 2021 . Actualizado a las 09:27 h.

Publicado en La Esfera de los Libros, El viaje de Feijoo sale a la venta este próximo 17 de noviembre. Para poder elaborar este recorrido personal y político, el periodista de La Voz de Galicia Fran Balado se entrevistó durante dos años con más de 50 personas que tratan personalmente con presidente de la Xunta y que permiten completar el complejo puzle que es la trayectoria de Alberto Núñez Feijoo.

 La obra va acompañada de un recorrido gráfico por la vida de Feijoo, desde su infancia en Os Peares hasta su última toma de posesión, la de su cuarta mayoría absoluta, algo ya anómalo en España. Este ensayo está escrito con el pulso de una gran crónica periodística, desgranando los primeros estudios en León, la vuelta a Galicia, la Universidad en Santiago, las primeras novias, las oposiciones, la entrada en la Xunta, las primeras influencias políticas... hasta el momento clave en que dice no a irse a Madrid a relevar a Mariano Rajoy, capítulo (el sexto del libro) que se reproduce a continuación. 

Capítulo 8. La gran sucesión

Una estación de ferrocarril cualquiera. En uno de los bancos del andén aguarda sentado un hombre. Ha llegado con antelación, para evitar cualquier imprevisto de última hora. Tiene el billete guardado en el bolsillo de la chaqueta y el equipaje perfectamente ordenado a sus pies. Todo listo para subirse a ese tren con destino a Madrid. Y solo aparta la vista del periódico para mirar el reloj de su muñeca y descontar los minutos que faltan para que el convoy haga su entrada en la recta de la estación. Por fin llega. El resto de viajeros va tomando posiciones arremolinándose ante cada una de las puertas del tren. Y cuando todos esperan que esa persona que lleva tiempo aguardando pacientemente por su viaje pliegue el periódico, se incorpore, coja las maletas y acceda a su asiento, lo que hace es pasar de página y continuar leyendo en el banco de la estación. Contra todo pronóstico, no se sube al tren. Y ahora solo aparta la vista de la prensa para contemplar cómo se aleja poco a poco hasta perderse en el horizonte.

Esta es la imagen que muchos gallegos y españoles tienen de Alberto Núñez Feijoo. En concreto, sobre sus aspiraciones para dar el salto a la política nacional y convertirse en el nuevo presidente del PP. Supuestamente llevaba diez años aguardando, y cuando aparece el tren con todo listo para que se suba, lo deja marchar.

La renuncia de Mariano Rajoy en el verano de 2018 tras caer derrotado en la moción de censura presentada por Pedro Sánchez y el proceso de primarias abierto para encontrar relevo en la séptima planta de Génova no fue la única oportunidad que tuvo el eterno aspirante de Os Peares para regresar a Madrid. Previamente Rajoy lo había tentado para integrarse dentro de su Ejecutivo, tal y como desveló el propio Feijoo en una intervención en el Parlamento gallego y que poco más tarde repetiría en un acto de precampaña en las elecciones de 2020. «No quise ser ministro del Gobierno de España, quería ser presidente de Galicia. No quise ser vicepresidente del PP en España, sino que quería ser presidente de Galicia. Aunque algunos no lo han entendido, no quise presentarme a la presidencia del PP en España. Quise y quiero ser presidente de Galicia», afirmó en un acto en Ourense en el que el PPdeG festejó que su líder cumplía once años en el poder.

Esta oferta de Rajoy, confirmada por el propio expresidente del Gobierno, y probablemente aireada en público con su permiso, llegó en dos de las reestructuraciones de Gobierno realizadas por el pontevedrés. Y aunque las partes rechazan concretar el puesto que Rajoy tenía reservado para el titular de la Xunta, fuentes cercanas a la presidencia desvelan que esta intentona por captar al de Os Peares para mudarse a Madrid se produjo al menos en dos momentos distintos, y en uno de ellos lo que le ofreció Rajoy fue convertirse en su vicepresidente.

Vicepresidente del Gobierno y vicepresidente del PP, parecía una posición inmejorable para aspirar a la por entonces todavía hipotética sucesión del señor más famoso de Pontevedra. Hubiese tenido un escenario propicio para amplificar su perfil en todo el país. Feijoo se vio tentado, pero acabó apostando por permanecer en Galicia. Tras sopesarlo de forma conjunta, la conclusión a la que llegan es que con la marcha de Feijoo a Madrid «vamos a conseguir menos de lo que vamos a perder para el partido». Fin de la historia.

El congreso del verano de 2018

Los teléfonos de los líderes del PP de toda España echan humo. Una de esas múltiples llamadas se produce entre la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y el presidente gallego, en el que la ya exministra de Defensa pide la opinión de Feijoo sobre cuándo cree que debería hacerse el congreso sucesorio: si de forma inmediata o a la conclusión del verano. «Estábamos aturdidos», comentan desde el círculo más cercano del presidente gallego.

Feijoo dice que «por supuesto, en otoño». Él también había tenido la posibilidad de trasladarle a Rajoy que la celebración de un congreso a corto plazo limitaría mucho sus posibilidades de inscribirse en el mismo.

Martes, 5 de junio

Rajoy confirma ante el comité ejecutivo nacional del partido su retirada de la política y, en el mismo discurso, la convocatoria de un congreso exprés inminente, para julio, del que saldrá su sucesor. El anuncio causa sorpresa. Especialmente viniendo de alguien que, si se ha caracterizado por algo, ha sido por medir extraordinariamente bien los tiempos y no precipitarse nunca a la hora de tomar decisiones.

Rajoy, con Feijoo, durante la presentación de su libro «Una España mejor» en Santiago
Rajoy, con Feijoo, durante la presentación de su libro «Una España mejor» en Santiago Paco Rodríguez

 En Génova se sucedían las lágrimas y los aplausos con el discurso de su presidente: «Ha llegado el momento de poner punto y final a esta historia. El PP debe seguir avanzando bajo el liderazgo de otra persona», afirmaba un emocionado Rajoy. Más aplausos para despedir a una persona que lo había sido todo en la política.

Como le gusta decir, empezó pegando carteles en Sanxenxo, fue concejal, diputado autonómico, diputado nacional, ministro de varias carteras, vicepresidente del Gobierno, jefe de la oposición y presidente. «Joder, que alguien pare, coño», pide un emocionado Rajoy.

En la prensa y en los informativos nacionales, el nombre de Feijoo aparece como el gran favorito en todas las quinielas para suceder al líder. [...]

Jueves, 7 de junio

Feijoo es interrogado en su comparecencia tras un Consello de la Xunta. El líder gallego intenta marcar los tiempos: «El congreso del Partido Popular no está convocado. Cuando se convoque, todos los afiliados tienen que dar su opinión, yo también, y tomaré mi decisión. Pero no será en esta sala, porque aquí toca hablar de los asuntos del Gobierno de Galicia. No hay novedad», zanja.

Desde esa misma sala, se dirige con retranca a algunos periodistas de medios nacionales que habitualmente no cubren este tipo de comparecencias semanales. «Me agrada verles, pero no se desplacen conmigo (siguiendo todos los actos de su apretada agenda oficial) porque no van a encontrar una respuesta distinta, tengan la seguridad. Los voy a convocar para ello», aconseja. [...]

Una vez más Feijoo vuelve a ser preguntado sobre el proceso de primarias. «Daré mi opinión a lo largo del plazo que marque la junta directiva que convoque el congreso. Me posicionaré, porque es mi obligación como presidente del PPdeG y como militante, y es lo que voy a hacer», afirma, pero solicita «sosiego para pensar y acertar, porque sobra ansiedad. Intento ser coherente y responsable, pero tampoco oculto que no es fácil», reconoce.

Viernes, 8 de junio

Al día siguiente de este bombardeo Feijoo coincide con Ana Pastor en Vigo. Ambos vuelven a ser interpelados con insistencia, pero ni el uno ni la otra sueltan prenda. Los movimientos se producen en la trastienda. El viernes es un día de apagón informativo. El politólogo Xosé Luís Barreiro, uno de los columnistas de referencia de La Voz de Galicia, se refiere en su artículo del día al proceso del PP. «Le veo librando una dura y generosa batalla entre su interés personal —que le exige terminar su mandato y retirarse a una cómoda vida privada—, o ponerse otra vez al servicio de España, asumir la dura e incierta tarea de revitalizar el PP, y cargar con otros quince o veinte años de exposición al manoseo de la opinión pública que le devolverán a Galicia viejo, cansado de alfombras y oropeles, y soportando en sus carnes el fin de otro ciclo de sacrificios que nadie le va a agradecer».

Mientras tanto, en el PSOE continúan los días de euforia tras la exitosa moción de censura. Pedro Sánchez preside la primera reunión de su «consejo de ministras». El líder socialista telefonea a Feijoo, con quien conviene en buscar una fecha en verano para reunirse en Moncloa. Una de las pocas licencias televisivas que se permitió Feijoo fue convertirse en el invitado estrella de Land Rober, un programa nocturno emitido en la TVG que arrasa en audiencia. Lo hizo en septiembre de 2016, tan solo un par de días después de haberse impuesto por tercera vez en las elecciones. Roberto Vilar, el presentador, que tras triunfar en la televisión gallega con un característico sentido del humor fue fichado por una cadena nacional, le pregunta por su futuro político.

—¿Va a ir a Madrid?

—Estuve el pasado lunes en Antena 3.

—Pues le voy a decir una cosa. Yo fui, en concreto a Telecinco, y me di una hostia criminal. Yo era aquí el rey, el campeón del mundo; me pagaron una cantidad de dinero tremenda y no me dio tiempo ni a llevarlo a Panamá.

Fin de semana del 9 y 10 de junio

El sábado se presenta plano, pero el domingo la dirección popular intenta acelerar todavía más los plazos del congreso. La junta directiva nacional fijará al día siguiente la fecha del congreso extraordinario del que saldrá el próximo presidente. Varias voces dentro del partido apuestan por una candidatura única, por un acuerdo entre los posibles candidatos que evite una guerra civil dentro del partido.

Feijoo continúa reclamando tiempo para aclarar su papel dentro del PP mientras anima a otros a dar el paso: «Todos los que crean que pueden aportar algo, trabajo, experiencia y liderazgo, y que tengan un compromiso con los millones de votantes, que presenten su propuesta, su equipo», requiere.

Lunes, 11 de junio

El congreso ya tiene fecha: 20 y 21 de julio en Madrid. Feijoo busca a Cospedal y Cospedal busca a Feijoo, que se intercambian una mirada que lo dice todo. Pero la decisión está tomada y el calendario cerrado. Feijoo pregunta en privado a Cospedal. «Cuando fui a hablar con el presidente, ya lo había decidido», lamenta la secretaria general.

La selección de la fecha se convierte en el primer gran síntoma por el que el presidente de la Xunta interpreta que, quizás, el proceso no estaba convocado para que fuese él quien tomase el testigo. En el otro lado, otra de las grandes aspirantes a coger el timón del PP, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, sabe que una aceleración incrementaría considerablemente sus opciones. Si el asunto se enfriara, ella, sin cargo alguno dentro del partido, se quedaría como una diputada rasa. Por eso desde el equipo de Soraya «presionaron» al presidente para que formalizase la convocatoria cuanto antes. Mientras Feijoo y Cospedal pedían calma, «en Moncloa querían correr mucho: Soraya, Ayllón, Moragas… tenían todo preparado para dar el golpe, y para eso necesitaban acelerar los plazos al máximo. Hoy mejor que mañana», comenta una persona que estuvo directamente involucrada en el asunto. [...]

 Efectivamente, Feijoo llegó a la conclusión de que el proceso de sucesión no estaba montado para él, pero este no fue el único motivo que le hizo decantarse por permanecer en Galicia. Porque Feijoo sabía mejor que nadie que aun sin contar con el respaldo del presidente saliente, su peso dentro del partido era arrollador, y se hubiese impuesto en las primarias casi sin despeinarse. Fuentes cercanas a Rajoy consideran que si Feijoo hubiese dado el paso, su triunfo sería tan claro que nadie hubiese registrado otra candidatura, porque todos sabían que no tenían opciones de disputarle el liderazgo, y por tanto, el proceso se hubiese convertido en una especie de aclamación a la búlgara.

Cospedal y Feijoo
Cospedal y Feijoo Santi M. Amil

Jueves, 14 de junio

Una de las personas de confianza de Feijoo mantiene un encuentro con Pablo Casado, por entonces vicesecretario del partido, en el que este muestra su apoyo al líder gallego, e incluso sugiere salir en público a respaldar al presidente de la Xunta. Le frenan.

En Santiago, Feijoo preside una nueva reunión de su Gobierno autonómico. [...] Continúa sin tener una decisión firme, pero Feijoo ya le transmite a dos de sus colaboradores, solo a los más cercanos, que «lo más seguro es que diga que no». Nada de filtraciones.

Viernes, 15 de junio

Feijoo asiste a una cena con miembros de la escuela de ingenieros en el Hotel San Francisco, a tan solo unos pasos de la Facultad de Medicina. Mientras tanto, en Madrid, el diputado popular José Antonio Bermúdez de Castro celebra la cena de su boda, un banquete en el que estaban invitados un gran número de dirigentes del partido, entre ellos, Rajoy, Soraya, Cospedal, Casado, Ana Pastor… También Luis de Grandes, el encargado de dirigir el congreso. Cuenta uno de los invitados que Rajoy recibe una llamada de Feijoo al acabar la cena. «Mariano responde. Alfonso Alonso se entera de que hay esa llamada y se pone nervioso. Quiere saber de qué han hablado. Tiene el miedo de que Feijoo le hubiese dicho que sí iba a presentarse, por lo que quiere movilizar todo ya para Soraya. Soraya también estaba en esa boda, pero se retiró pronto», afirman.

Fin de semana del 16 y 17 de junio

Sáenz de Santamaría continúa explorando apoyos. De forma directa, con los inestimables apoyos de su directora de comunicación, Sonia Sánchez Mula, y muy especialmente de María Pico, su jefa de gabinete y mano derecha hasta su retirada de la política. Pero también a través de sus colaboradores más cercanos, como los mencionados José Luis Ayllón, exsecretario de Estado para las relaciones con las Cortes; Jorge Moragas, exjefe de gabinete de la Presidencia; el propio Alfonso Alonso; y también el coordinador general del PP, Fernando Martínez Maíllo, una de las personas de máxima confianza de Rajoy. Cospedal se ve obligada a dar un toque de atención.

En Galicia se muestran tranquilos: Soraya no lograría derrotar una supuesta candidatura de Feijoo «ni con los cálculos más optimistas», apuntan, por lo que sus contactos solo podrían atender a dos razones: un amago para negociar una rendición favorable, integrada en algún puesto, o que se esté preparando por si al final el líder gallego decide no presentarse.

De forma mucho más discreta, Feijoo también pone a trabajar a sus fontaneros dentro del partido para explorar posibles apoyos a su candidatura. Juegan un papel fundamental el secretario general del PPdeG, Miguel Tellado, y Diego Calvo, presidente provincial del PP de A Coruña, con buenas conexiones en Madrid. [...]

Feijoo es un hombre previsor, y según comentan fuentes populares, tenía hasta planificada la cúpula del PP en caso de que finalmente se decidiese a dar el paso. La persona con más papeletas para ocupar la secretaría general era el valenciano Esteban González Pons.

El presidente gallego se toma el fin de semana para intentar despejar las dudas. Lo que quería era tiempo para meditar una decisión tan trascendental, pero el tiempo no existe. Durante el fin de semana se escapa con su familia a la casa de O Morrazo, a ver si el mar le ayuda a sacudirse todas las incógnitas. Incluso cuelga una nueva foto en su perfil de WhatsApp, una imagen de la ría de Vigo con unas bateas a flote.

Feijoo se había comprometido a llamar a Cospedal el fin de semana para avanzarle su decisión final. Pero antes quiere tener una última conversación con Mariano. Se habían visto en persona en la vivienda de Aravaca de Rajoy cuando todavía no había completado la mudanza tras su precipitada salida de la Moncloa. Feijoo ya le había dejado caer que no se veía dando el paso. Esgrimió varias razones, entre ellas familiares, hacía no mucho que era padre, pero la que expuso con más detenimiento fue la salida a la carrera de la Xunta, un movimiento que podría traer consecuencias muy negativas para el partido en Galicia. Incluso sopesó en un primer momento la posibilidad de compatibilizar durante un tiempo la presidencia nacional del partido y la jefatura en la oposición con la presidencia de la Xunta, pero lo descartó de inmediato. Tanto el uno como el otro sabían que Galicia acabaría pasando factura. «Es posible que en otra comunidad incluso esté bien visto, pero los dos sabemos perfectamente que en Galicia no nos lo iban a aceptar», comenta uno de los implicados, como buenos conocedores que ambos son de la política gallega. [...]

Paco Rodríguez

Lunes, 18 de junio

El lunes fue una jornada frenética. Se inicia el plazo para registrar las precandidaturas para suceder a Mariano Rajoy en la presidencia del partido, una ventana para presentar el aval de cien afiliados que permanecerá abierta hasta el miércoles a las 14.00 horas, por lo que no hay mucho margen. Hasta el momento solo habían anunciado su intención de competir por el liderazgo del partido candidatos sin opción alguna: el secretario ejecutivo de Relaciones Internacionales del PP, José Ramón García-Hernández; el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo; o el expresidente de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana, José Luis Bayo.

Se puede decir que los aspirantes reales estaban aguardando a ver qué hacía el favorito: Núñez Feijoo. Si decidía no presentarse, Soraya daría el paso, y como reacción inmediata, Cospedal lideraría otra candidatura.

Sin embargo, a media mañana irrumpe en la puerta de Génova Pablo Casado para dar un pequeño golpe en el tablero y postularse a la presidencia. El vicesecretario de Comunicación llega arropado por algunos de los dirigentes más jóvenes del partido: otros vicesecretarios como Javier Maroto y Andrea Levy, el diputado murciano Teodoro García Egea, la persona que le convence de que tiene posibilidades reales de ganar cuando está a punto de marcharse a otra capital europea para trabajar en el sector privado, o una todavía semidesconocida Isabel Díaz Ayuso con cara de no haber matado una mosca. «Yo sí quiero ser presidente», afirmó Casado, unas declaraciones que no sentaron nada bien en Galicia.

Feijoo convoca a todos los cargos del PP gallego para una comparecencia en el Hotel Palacio del Carmen. A toro pasado todo resulta mucho más fácil de interpretar, pero desde ese mismo hotel compostelano había desvelado no muchos años atrás que se apartaba de su intención inicial de abandonar la presidencia de la Xunta tras el segundo mandato y que adquiría «un compromiso con Galicia» para presentarse a una nueva reelección. También es cierto que desde ese mismo agradable complejo había anunciado ya casi diez años atrás su candidatura para suceder a Fraga al frente del PPdeG.

Lucas Martinón y Marta Varela, los speechwriters de cabecera, y a la vez dos de sus asesores de máxima confianza, tenían preparados dos discursos distintos. El presidente había repasado ambos.

En un sobre iba el anuncio de que se quedaba en Galicia. En el otro, que intentaría el salto a Madrid. Prueba de que la decisión fue de ultimísima hora fue el hecho de que el equipo de prensa del PPdeG tenía dos carteles distintos para poner en el atril sobre el que hablaría el presidente: uno en clave gallega, que se colocaría si se quedaba, y otro en clave estatal, para empezar desde ese mismo instante a presentar sus aspiraciones a liderar el partido. Lo que estaba claro era que ese acto en la capital gallega iba a servir de punto de partida de algo, bien para lanzar la campaña a las siguientes elecciones autonómicas, esgrimiendo su compromiso con Galicia, bien para empezar a mostrar su candidatura para liderar la oposición.

El secretario general del partido, Miguel Tellado, se presentó en el acto con varios puñados de bolígrafos y un centenar de avales, por si hubiese sido necesario cumplir con el requisito formal para optar a la presidencia.

Además de Cospedal y Rajoy, la decisión final solo la conocían un par de personas. Su pareja, por supuesto, con la que meditó profundamente el asunto, y también colaboradores, que se cuentan casi con los dedos de una mano, de su círculo más íntimo.

Mar Sánchez, Lucas Martinón, Marta Varela… El siguiente nivel se enteraría tan solo una hora antes de que realizase el anuncio. Los conselleiros y otros altos cargos del partido reciben un mensaje SMS del presidente: «¡Nos quedamos! Nada de filtraciones». ¿Por qué un SMS? Circula la teoría de que fue por Valeriano Martínez, el conselleiro de Facenda, poco amigo de las aplicaciones tipo WhatsApp, aunque también podría ser porque como cada vez los móviles reciben menos mensajes de este tipo, suelen destacar más entre la tormenta de notificaciones.

El grueso de diputados todavía no sabe lo que dirá Feijoo en tan solo unos minutos. Muchos creen que sí dará el paso, porque si no «no les haría venir», pero no se atreven a dar nada por cerrado.

«Voy a seguir trabajando por el PP, pero desde el PPdeG», afirma, provocando el aplauso de los asistentes. Feijoo admite sus «legítimas» dudas al haber «pensado en presentarme para liderar el partido», pero lanza la base sobre la que un par de años más adelante edificará parte de su campaña electoral: «Me comprometí con los gallegos hasta 2020. Les transmití mi ilusión y mi confianza. Nos respondieron con su voto mayoritario, y yo, sin haber cumplido mi compromiso, no puedo fallarles a los gallegos, porque sería fallarme a mí mismo. Bueno, ya lo he dicho», afirma un emocionado Núñez Feijoo, incapaz de contener las lágrimas, prueba de la tensión a la que había estado sometido durante los últimos días.

La prensa de Madrid sigue con atención por streaming la que será una de las intervenciones más complicadas del presidente. El discurso fue complejo, y varios de los periodistas que entonces seguían la actualidad del PP se quedan perplejos, sin saber qué postura había adoptado el presidente gallego. Alguno accede al chat de Whatsapp con otros compañeros para ver si alguien es capaz de aclararle las dudas. «¿Pero se va o se queda?».

Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, sucesor y pupilo de Juan Vicente Herrera, uno de los líderes con los que más ha conectado el de Os Peares, se despejó aquella tarde de compromisos para seguir desde casa la comparecencia de su compañero gallego, a quien le había invitado a presentarse, y a quien le hubiese cedido el apoyo de todos los delegados autonómicos en una hipotética segunda vuelta. Cuentan que descorchó una buena botella de Ribera del Duero para disfrutar del sí de Feijoo. Y que el caldo casi se le atraganta cuando se entera de la inesperada decisión.