Julio Abalde, rector de la Universidad de A Coruña: «Nos comparan con universidades que tienen 10 veces más presupuesto»

M. Carneiro A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Julio Abalde, rector de la Universidade da Coruña
Julio Abalde, rector de la Universidade da Coruña CESAR QUIAN

Estima que la pandemia permitió avanzar cuatro años en digitalización

19 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Empieza el curso de la vuelta a la vida en la universidad, de la docencia 100 % presencial y un nuevo plan de financiación que decidirá cinco años capitales. El rector de la Universidade da Coruña (UDC) se muestra confiado.

—¿Qué se dejó la universidad este año y medio?

—No es negativo lo que se dejó. Fue un gran experimento, un piloto a lo bestia de otras formas de docencia que nos hizo valorar la importancia de la presencialidad y avanzar cuatro o cinco años en el uso de herramientas y plataformas tecnológicas que habíamos iniciado. Un avance importantísimo con respecto al proceso de digitalización y transformación. Ha sido positivo. Hemos sacado el valor de lo que teníamos y la forma de enriquecerlo.

—La pandemia dejó al descubierto la debilidad de los profesores.

—Efectivamente, puso de relieve que las universidades estábamos preparadas para hacerle frente y adoptar formas alternativas de docencia, y puso de relieve también las diferencias en el profesorado. Profesores con competencias o predisposición a aprender, que avanzaron un montón, y profesores más reacios, que en muchos casos pensaban que las herramientas no eran útiles para su docencia y ahora se han dado cuenta de que sí. Pero eso siempre pasa cuando se inicia un proceso de modernización.

—¿Cómo se resuelve el envejecimiento de la plantilla con la tasa de reposición como está?

—Aunque con dificultades, la solución es hacer lo que estamos haciendo en la UDC, que tiene la plantilla más joven de Galicia. En el momento más complicado de la crisis mantuvimos las convocatorias de ayudantes doctores para incorporar a gente joven por abajo, y después primamos la estabilización sobre la promoción, incluso con el agravio comparativo que suponía para los profesores que tenían las acreditaciones para promocionar. También las nuevas titulaciones han permitido contratar docentes.

—¿Cuántas plazas crean al año?

—Ayudantías, entre 20 y 25, y con cada una creamos una carrera docente. Es nuestro compromiso. Esa persona podrá estabilizarse, en función de sus méritos, y si consigue la acreditación pasará a contratado doctor, luego a profesor titular y después a catedrático. Aun con la tasa de reposición en el 110 % y el límite de gasto, teniendo en cuenta que no hay deuda y jugando con esos parámetros, en este momento no tenemos bolsas de acreditados que no puedan promocionar. Primamos las plazas estructurales y los contratos a tiempo completo, no los asociados a tiempo parcial, que son empleos muy muy precarios. Desde el 2010 estamos en 1.450 profesores.

«La curva demográfica es clara: en el 2009 se presentaron a la selectividad 19.000 alumnos y este año, 11.000»

—¿A qué se debe el aumento de alumnos nuevos en pleno desplome demográfico?

—Prefiero hablar de porcentaje de ocupación respecto a la oferta. La UDC ofrece 3.300 plazas de primer año, y si tradicionalmente ocupábamos el 90 %, este año superamos el 95 %. Probablemente tenga que ver con la situación sanitaria o económica. La gente decide matricularse en universidades gallegas y quedar en su lugar de origen en vez de irse fuera. Algunos vienen a Galicia. Pero la curva demográfica es clara: en el 2009 se presentaron a la selectividad 19.000 alumnos, y este año lo hicieron 11.000.

—En la apertura de curso se quejó de las comparaciones.

—Todo el mundo habla de ránkings, ¿no? Nos comparan con universidades que tienen 10 veces más presupuesto que la UDC, con el mismo tamaño. El MIT famoso, un centro básicamente de posgrado, debe de tener 8.000 o 9.000 alumnos y algo así como 9.000 millones de presupuesto.

—¿Cuánto tendrían que recibir las universidades gallegas para competir siquiera en su división?

—Yo con que se me compararan con la media de la OCDE… Están 10 puntos por encima y nosotros tenemos 450 millones para las tres, así que calcule.

—En el 2022 habrá grado y máster de Inteligencia Artificial en las tres universidades, ¿en qué punto está el mapa de titulaciones?

—El mapa de grados está cerrado hasta el año que viene y la previsión es proponer en torno a 10 títulos nuevos. Esa es la discusión que tendremos a lo largo del próximo año. Y en cuanto a los 15 másteres que salieron del trabajo de Feuga a partir de las competencias que demandan las empresas, acordamos el de Inteligencia Artificial y el de Ciberseguridad, incorporando contenidos de blockchain, y para los 13 restantes hemos puesto sobre la mesa lo que cada universidad puede hacer. En esas estamos.

«Tiene que haber un incremento de la partida de la Xunta, y que no sea cosmético»

En plena negociación del plan de financiación 2022-2026, el presidente de la Xunta anunció por sorpresa 500 millones adicionales para las universidades.

—¿Son suficientes?

—Supondrían 100 millones más al año y ahora tenemos 450, pero no gestionamos todo. Nosotros recibimos un fondo estructural, otro por resultados, el RAM y el de compensación, que suman unos 370 millones. Después queda otro que no gestionamos y, por lo tanto, no va a nuestros presupuestos. Llega vía ejecución y condicionado a un gasto. Entonces, si dan 500 más pero mantienen igual nuestra partida y suben el resto, a mí no me soluciona nada a la hora de hacer el presupuesto.

—Sigue justo para pagar la luz.

—Exactamente. La propia ley de universidades, que es a lo que tenemos que ir, y es fácil ir, lo dice. Capítulo 1 y capítulo 2, gastos de personal y gastos corrientes. El plan de financiación tiene que cubrir salarios, luz, agua, seguridad. ¿Lo que recibimos se ajusta a eso? No, está muy por debajo. Bueno, pues aproximémonos. Si no, los fondos que yo consigo con indicadores de investigación y que teóricamente debería utilizar para investigación, tengo que desviarlos para pagar la luz o abrir los centros. Y esos gastos no están vinculados a la cifra de alumnos. Un centro tiene que abrir con independencia de los alumnos que tenga. Eso es lo que tenemos que discutir con la Xunta.

—¿Subir el fondo estructural?

—Sí, no puede ser que sea más bajo cada año, porque se basa en el número de alumnos y demográficamente Galicia está bajando. El plan en su estructura está bien, falla el dimensionamiento. Y otra cosa que aprendimos de la pandemia es que necesitamos un sistema de formación, investigación y desarrollo potente, porque si no vamos a ser una sociedad absolutamente dependiente.

—¿Dónde está la negociación?

—Estamos tratando de que nos pongan el mapa macroeconómico, incluso la proyección a cuatro años. Somos razonables y no pedimos más de lo que la Xunta puede dar. Lo que no podemos hacer es firmar un acuerdo que nos va a condenar durante cinco años a ir languideciendo y que cada vez nos cueste más hacer los presupuestos, porque para eso no firmamos nada. Yo creo que hay margen, a final de mes debería haber acuerdo. Las universidades estamos dispuestas a colaborar, pero tiene que haber un incremento de la partida de la Xunta, y que no sea meramente cosmético.

«La gobernanza nos la jugamos no tanto en cómo se elige al rector como en su capacidad para tomar ciertas decisiones»

La enseñanza superior española tiene sobre la mesa un anteproyecto de ley de universidades abocado a una incierta tramitación que ya ha suscitado críticas en partidos e instituciones.

—La oposición en el Parlamento cuestionó el nuevo modelo de elección de rector y usted mismo ha sido renuente siempre a un modelo gerencial.

—Y sigo siéndolo. ¿Quién tiene la responsabilidad cuando la acción de la gerencia falla? Yo pertenezco a esta comunidad y me quedo aquí al dejar el cargo. Es mi institución, ya procuraré que funcione. Si soy un gerente y al cabo de mi labor me marcho, no le voy a tener apego. El anteproyecto establece dos vías, la que tenemos y la gerencial, y que cada universidad decida. Lo que pasa es que reduce una decisión tan importante como quién será rector a un órgano ad hoc de 20 personas, encargado de analizar currículos. ¿Quién y cómo elige a esas personas? ¿A quién representan? La decisión democrática está condicionada. Yo soy favorable al sistema de elección por toda la comunidad.

—¿Mejora la capacidad del rector?

—Yo creo que no. La gobernanza nos la jugamos no tanto en cómo se elige al rector como en su capacidad para tomar ciertas decisiones, porque la universidad es una institución con múltiples órganos, con distinta capacidad de autonomía y de gestión. Si yo tengo que andar con equilibrios y negociar las cosas más nimias, aparte de quemarme, toda la capacidad de acción se ralentiza. Ese el problema. El contrapeso de las decisiones. Del resto hay de todo, el tema de financiación está bastante claro, pero por ejemplo al profesorado y a las titulaciones habría que darles una vuelta. A mí me gustaría que tuviera el máximo consenso. Ir a una buena ley y que nos diera estabilidad.