224 concellos tienen ahora menos población que en el censo de 1920

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

M.MORALEJO

A Veiga perdió el 87 % de sus habitantes. Los que más crecieron: Oleiros y Ourense

23 abr 2018 . Actualizado a las 17:40 h.

Hace siete años que Galicia comenzó a perder población. El censo del 2011 marcó con 2.773.415 personas el que será en el futuro, incluso para siempre, récord de residentes en la comunidad. Pero sin embargo, tres cuartas partes de la comunidad saben lo que es perder volumen de vecinos desde hace mucho tiempo, casi cien años.

En el censo elaborado en 1920 hasta 224 localidades gallegas tenían más población que hoy. El contraste de los listados de residentes de hace un siglo frente los actuales dibuja una pérdida de peso general de las provincias de Lugo y Ourense en favor de un ramillete de capitales de comarca, además de sus dos grandes ciudades, pero también un goteo en las villas de menos de cinco mil habitantes que las abocan a reinventarse o explorar modelos de fusión, cuando menos de servicios y administrativos.

Las provincias de Ourense y Lugo tienen incluso ahora menos población que en 1920. La ourensana ha perdido desde entonces 100.780 vecinos (el 24,4 % entre los dos censos) y la lucense ha menguado en otros 136.071 residentes (-28,9 %). En ese tiempo Galicia se ha escorado hacia el eje atlántico, con incrementos de población en la provincia de A Coruña de 411.634 habitantes (un aumento del 58 %) y en la de Pontevedra de 409.312 (76,7 %).

Ourense y Lugo, muy a la baja

En Ourense resulta difícil acertar en el mapa con las localidades que tiene más población que cuando despuntaba el siglo XX. Solo siete localidades han ganado población desde entonces: la capital concentró la emigración interior de la provincia y aumentó en 81.350 personas (un 334,9 %). Después se sitúan la limítrofe Barbadás (199 %); O Barco (151); Verín (130); A Rúa (58), y O Carballiño y San Cibrao (ambas con un 45 % más). Las que más menguaron en la misma provincia fueron A Veiga (-87%, al perder 6.020 vecinos), y San Xoán de Río, A Teixeira y O Bolo (-83 %).

En Lugo el panorama es aún peor. Solo cinco municipios mejoran sus censos: la capital provincial ganó en esos 98 años 69.649 residentes (245,7 %), y le siguen Foz (37); Monforte (33); Viveiro (24) y Ribadeo (10,5). Cervantes, Navia y Folgoso disminuyeron en cambio en un 83 %.

En A Coruña el pinchazo se deja notar en 56 municipios. Ortigueira es el que más censo perdió (-69 %), aunque en ese declive influyó la segregación de Cariño a finales de los ochenta. Le siguen en pérdida de vecindario As Somozas (-68 %) y A Capela (-67). En el extremo contrario las que más crecieron fueron Oleiros (líder de toda Galicia con un ascenso de un 335 %); Ames (320); Culleredo (309), y A Coruña (293,5).

Finalmente el ránking de Pontevedra lo cierran Rodeiro (-65 %); Covelo (-62), y Forcarei (61,5). Lo lideran en el extremo contrario Vigo, con 214.704 censados a mayores (lo que equivale a un 274 % más); O Porriño (164 %) y Pontevedra (163). En esta provincia son 23 los concellos que cuentan con menos habitantes que al inicio de la tercera década del siglo pasado.

El conjunto de Galicia tenía entonces 2,12 millones de residentes frente a los 2,7 millones de la actualidad. Las proyecciones de población a largo plazo realizadas por el Instituto Galego de Estatística auguran que en el peor de los escenario demográficos imaginables, Galicia volverá en el año 2037 a un nivel poblacional similar al de hace cien años, aunque entonces había 130 localidades con menos de 5.000 habitantes y ahora son 201, lo que significa una concentración residencial en menos focos, y una proliferación de áreas despobladas y envejecidas.

Desde mediados del siglo XIX: solo cuatro fusiones, 32 separaciones y 23 absorciones

El declive poblacional de Galicia apenas ha propiciado la modificación de la planta municipal de la comunidad. Desde 1957 ha habido tan solo 40 cambios, y la mayoría por expansión y no por fusiones negociadas. Las uniones de hecho son una solución reciente. De las cuatro que se produjeron en los últimos 161 años, dos se llevaron a cabo en el presente siglo: las de Oza y Cesuras y Cotobade con Cerdedo. En 1963 había nacido A Pontenova, del matrimonio de Vilameá y Vilaodriz, y antes, en 1926 surgió Ramirás al fusionarse Frea de Eiras y Vilameá de Ramirás.

Hasta 23 absorciones se oficializaron en el mismo tiempo, siendo Pontevedra el municipio que más creció por la vía de la expansión. Añadió a su mapa a Berducido, Alba, Mourente y Salcedo en el siglo XIX, y Xeve y Ponte Sampaio en el XX. Vigo consiguió las absorciones más rentables poblacionalmente al agregar Bouzas y Lavadores, que contribuyeron por el norte y el sur del municipio a estirarlo y dotarlo de más masa crítica en dos saltos.

Ortigueira, Santiago, Celanova y Vilagarcía son los escenarios principales de uniones similares.

Pero llama la atención en un territorio donde el peso municipal se va difuminando, que la independencia de territorios para formar nuevos concellos se haya repetido en hasta 13 ocasiones desde mediados del siglo XIX. Las últimas fueron las de Cariño, A Illa y Ortigueira, y antes las de Vilarmaior, Rábade, Negueira de Muñiz, Ribeira de Piquín, Carballeda, O Rosal, Fornelos, Mondariz Balneario y Pontecesures.