-¿Qué medidas debemos tomar ya?
-Yo propongo siete estrategias para trabajar por una buena gestión del agua: cuidar los ríos; ahorrar agua, por supuesto; almacenarla en los embalses, que de eso ya hay una gran tradición en Galicia, pero también almacenarla en el subsuelo; desalación de aguas marinas; transferencias entre cuencas, que ya sé que es polémico; transferencia entre usuarios y, lo más importante, repensar cómo vamos a utilizarla de acuerdo con la economía circular, reciclándola y que sirva para varios usuarios. Eso se consigue con sensores y con contadores inteligentes para conocer la calidad del agua, el consumo, la demanda, etcétera. Es poner la tecnología de Internet de las cosas al servicio de la gestión del agua. Si la tiramos al mar, no la estamos reutilizando, si nos estamos peleando, no la estamos compartiendo...
-¿Hay una guerra del agua?
-La hay, ya que nadie quiere cederla. Y no le damos valor a esos pequeños núcleos de población rurales que pueden quedar sin suministro, cuando son básicos para la calidad del agua. Deberíamos pagarles por ese servicio ecológico. Tampoco son necesarias tantas depuradoras, hay que construir regeneradoras de agua, que hacen el mismo servicio pero van más allá.